1/28/2012

Capítulo 10!


Capítulo 10.

Raúl miraba divertido y expectante a Caleb. Apenas habían salido del laboratorio y él ya estaba medio embobado, sonriendo como bruto, por poco choca con la puerta de la recepción. Lo que puede hacer una chica…

—Entonces… ¿Qué tal estuvo el postre? —le preguntó Raúl, con una sonrisa pícara en su rostro. Caleb reacciono y volteó a verlo, quitando todo rastro de felicidad en su cara, para luego, colocar la típica sonrisa arrogante.

—Fue el mejor postre de la vida, lástima que tú no puedas probarlo…—le respondió él, cauteloso. Si bien, Raúl era su mejor amigo, él sabía que podía conquistar a April en un dos por tres. Caleb era arrogante, pero él, muy a su pesar, era dulce, lo que lo dejaba en desventaja.

—¿Estás seguro de que no puedo?

—Síp. Mucho.

—Bueno, bueno. ¿Qué quiere la directora?

—En realidad no lo sé. La vi en la recepción y me dijo que te llamará, te quiere en su oficina ya.

— ¿En su oficina? ¿Desde cuándo nos deja entrar a su oficina?

—Desde que está bien chiflada. ¿No lo has notado? Tiene manchas amarillas en los brazos y piernas.

— ¿Piernas? Yo solo vi sus manchas en los brazos, no me acuerdo haberle visto nada en las piernas…

—Sí, a mí también me pareció antes, pero ahora que la vi más de cerca, tenía muchas manchas…—Lo miró fijamente— ¿Crees que este enferma?

—Pues, si lo está, no creo que haya problema contratando a un buen doctor. Todos sabemos que esa mujer está podrida en plata, hombre.

—Cierto. ¿De dónde sacará tanto no? Es raro… La Academia es gratis, siempre lo ha sido. Nunca logro entender de dónde saca tanto ¿Sabes?

—Yo menos. —Él se encogió de hombros— Tal vez esté haciendo algún tipo de contrabando o vende drogas, no lo sé. El punto es que, no nos tiene que importar. Es su vida no la nuestra.

—Sí, sí.

De tanto hablar, no se habían dado cuenta de que ya estaban subiendo las escaleras que llevaban a la oficina de la directora.

Cuando llegaron a la puerta de la oficina, ambos, se sintieron intimidados. ¿Cómo sería la oficina? Nunca habían entrado, pero daba miedo. La puerta era de un mármol oscuro, con una pequeña ventana en el centro, pero esta estaba tapada por una mini cortina.

Tomando valor, Caleb tocó la perilla de la puerta y se adentró en el lugar. Raúl lo siguió, ambos con la cabeza en alto.

Al entrar, se sorprendieron del gran lugar que tenían frente a sus ojos. La oficina no era normal, era gigante. El piso de cerámica marrón con hermosos diseños, además de que en el centro, se encontraba un gran escritorio, con 1 silla al lado de la directora y otras dos en los bordes. El techo era alto y parecía llegar hasta el cielo si pudiese, además de tener miles de estantes, llenos de libros y adornos. Al lado izquierdo en la pared, se encontraban 3 puertas, una dirigía hacia el cuarto de la directora, otra a la cocina y la última, no se sabía de que era. ¿Por qué tenía tanto ahí? Simple, la directora vivía en la Academia.

—Bienvenido Caleb. Gracias por traerlo, Raúl. —dijo la directora mientras se dirigía hacia donde estaban parados

—Un gusto directora.

—Ven, Caleb, siéntate. Necesitamos hablar de algo muy importante—Lo llevó a una de las sillas y lo sentó en ella. Se volteó bruscamente hacia Raúl— Querido, ya te puedes ir.

—Sí, claro. Hasta luego—Y sin nada más que decir, se retiró de la habitación, curioso por la conversación y temeroso, porque algo le decía, que no era nada bueno.

—Um, disculpe la indiscreción, pero ¿Qué es lo que desea? —preguntó, cauteloso. Nada le daba buena espina.

—Algo muy simple, querido. La última vez…—Antes de que pudiera seguir hablando, empezó a sonar una canción muy fuerte, ¿De dónde provenía? Del celular de Caleb. Al oír ese sonido, instintivamente se llevó la mano al bolsillo y lo sacó para ver, si era, quien realmente creía que era. Bruce… Su hermano. Mierda

—Disculpa, Caleb. Pero ¿No sabes que es de mala educación sacar tu celular cuando estás hablando con alguien más? —pregunto ella, visiblemente molesta.

—Perdone, es que me está escribiendo…

—No me importa quien sea. Dame tu celular, lo confiscaré hasta el domingo, ven a recogerlo en la mañana. —Tendió una mano para que le diera el celular.

—Pero, no puede. Eso es…

—Nada, dámelo

A regañadientes, le dio su celular, casi llorando por tener que dárselo. ¿Qué querría su hermano? Nunca lo llamaba a menos de que… tuviera problemas con su padre. Necesitaba saber que pasaba, no podía esperar, pero no tenía su amada posesión. Y… Oh, maldita sea. Había quedado de llamar a April ¿No?
Trago hasta lo más hondo…

 Alguien se iba a enojar, y mucho

En ese mismo momento… en el laboratorio

—Entonces, ¿Quedó claro? —preguntó Joseph, divertido.

—No, haber ¿Tengo que partir un rubí a la mitad? —preguntó April, sorprendida. Los gemelos le habían dicho que, las piedras preciosas, en el caso de los alquimistas, se utilizaban para hacer armas como dagas, cuchillos, hasta metralletas hechas de jade. Y ahora ella, tenía que crear una daga de rubí… Estaban locos.

—Sí, mira. Coges esta moto sierra —dijo Jeremy, mientras cogía el bicho de arma—Y partes la piedra, después, coges un cuchillo pequeño y empiezas a darle forma, y por último le ponemos el mango y ya.

—E-está bien. ¿Ustedes hacen esto todos los días?

—Sí —respondieron al unísono.

—Y, ¿No les da miedo cortarse un dedo o algo?

—Oh, claro que no. Nosotros no corremos ninguno de esos riesgos, debido a que usamos la telequinesis. En cambio tú… —Joseph movió su cabeza, divertido.

—¿Yo si me puedo cortar un dedo?

—Eso y más.

—Gracias, es bueno saberlo…—murmuró April. Ambos gemelos rieron, y se acomodaron en algunos asientos del escritorio, para ver a April trabajar. Eso iba a ser divertido.
Decidida de no dejarse humillar, se puso los gogles y los guantes, para luego usar con gran valentía la moto sierra. La encendió y la monstruosidad empezó a cimbrar como en un terremoto, pero no le importo, estaba decidida a hacerlo perfectamente bien.

Se dirigió hacia la mesa del lugar, donde se encontraba la preciosa roca y se fue acercando cautelosamente para romperla.

Los gemelos estaban alerta por si tenían que intervenir, pero medio embobados a la vez, debido a que no podían quitar la vista del trasero de April. Pervertidos, habría dicho ella.
Al fin, el pedazo de metal, alcanzó la dura coraza de la joya, haciendo que se fuese agrietando en el puro centro de está misma. Penetró hasta el núcleo, y al llegar a él, se partió en dos perfectos y hermosos pedazos color rojo carmín, brillando como ninguna otra joya podía brillar, haciendo que April quedará boquiabierta por su hermosura y los gemelos, porque había logrado hacerlo.

—M-muy bien, April. Ahora, coge el cuchillo que está al lado de los pedazos y empieza a cortarlo hasta que llegue a ser afilada y mortal —le indicó Jeremy, asustado. Esa chica podría matarlos con una moto sierra sin duda.

April asintió y tomó el cuchillo, que era gigante y empezó a afilar y afilar. Duró aproximadamente 45 minutos afilando, pero al final, quedo tan pero tan puntiaguda, que con ella mataría a cualquier persona que se metiera en su camino.

— ¿Así está bien? —preguntó, inocentemente.

—P-p-perfecto —le dijo Joseph—Ahora solo déjame colocar la pieza de abajo.

—Claro.

Ella esperó a que alguno se levantara, pero nada de eso paso, de repente, la gran joya que estaba en sus manos empezó a flotar, para luego encontrar un pedazo de cuero negro, que encajaba perfectamente con esta. Lo ajustaron un poco y ¡Voila! A sus ojos, tenía un arma realmente, asesina.

Ambos se levantaron de sus sillas, caminando en la dirección de ella.
Cuando llegaron, Joseph le dio un beso en la mejilla izquierda y Jeremy en la derecha, al mismo tiempo.

—Um… ¿Por qué hicieron eso? —preguntó, más roja que un tomate. Dos muchachos más guapos que Brad Pitt le habían dado un beso en ambas mejillas, y hace poco uno más atractivo que ellos dos, le había dado su primer beso de verdad… era demasiado. Oficialmente, estaba en el paraíso.

—Has hecho un excelente trabajo—empezó Jeremy

—De los mejores que he visto —continuó Joseph.

—Nunca había visto a un Rubí brillar así…

—Es impresionante.

—Sin duda se lo merece ¿No es así, Joseph?

—Totalmente de acuerdo contigo, Jeremy.

—¿A que se refieren?—pregunto, curiosa.

—Te vamos a regalar esta daga, debido a que hiciste un trabajo excelente. Felicidades, mantendrá a los Renewed alejados, nunca te separes de ella.

—Oh, muchas gracias. Me aseguraré de ello.

—De nada, ahora ya te puedes retirar. Haz cumplido el castigo de hoy, y no tienes más misiones hasta el lunes.

—¿Ya? Pero si apenas son las…—se fijó en el reloj de la pared— 3:04 pm.

—Sí ¿Y? No querrás quedarte aquí ¿O sí? —le preguntó Joseph.

—No claro que no… es solo que…

—A menos de que quieras quedarte, para ya sabes, besarnos apasionadamente. Como con tu novio ¿No es así? —dijo Jeremy, pícaramente.

—No te preocupes… Podemos hacer un trío, no nos molesta.

—Ugh, asquerosos. Adiós —y se largó de ahí, dejándolos con la palabra en la boca.

—¿Acaba de rechazarnos? —preguntó Joseph, incrédulo.

—Creo que si… Increíble ¿No?

—Sin duda, más vale que ese idiota no la deje ir, que de esas no hay muchas.

—Cierto… Muy cierto —le respondió Jeremy.

April salió hacia la recepción y buscó a Caleb con la mirada. No lo encontró. ¿Se habría ido? O tal vez, la reunión solo estaba durando demasiado; además, él le había dicho que la llamaría y ahí aclararía todo. Ella no estaba muy segura de donde quedaba su relación con él después de ese beso, pero seguro Caleb se lo aclararía pronto…

Calmándose a sí misma, se dirigió hacia la salida, pero antes de poder llegar allí, la puerta se abrió y en ella entró Raúl, visiblemente agitado.

—Hola Raúl, ¿Estás bien? Parece que hubieses corrido mucho —dijo April, mientras se acercaba hacia él.

—Sí, sí. Es que tuve que venirme corriendo porque la directora me llamó, diciendo que tenía una misión ahora mismo, así que debo irme antes de que me pegue con un latigo por no llegar a tiempo—dijo apresuradamente.

—Oh… Ya veo, bueno yo ya me iba. Hasta luego. Suerte con la perr… es decir la directora

—Gracias, nos vemos después.

—Sí claro, oye Raúl ¿No sabes si Caleb ya salió de la reunión?

—Según lo que se, sigue en ella. Cuando la directora me llamó, escuche que alguien estaba discutiendo, así que estoy casi seguro de que era Caleb.

—Ah, claro. Bueno gracias, chao —April abrió la gran puerta y se despidió de Alfonso, para irse caminando a su apartamento.

20 minutos después…

Finalmente había logrado llegar al ya conocido parque, que estaba frente a su apartamento. Se encontraba agotada, caminar 8 cuadras era demasiado para una chica que usa tacones y solo deseaba poder sentarse en su cómoda cama.

De pronto, se acordó de la cita del domingo y empezó a ponerse nerviosa… ¿Qué iba a usar? No tenía nada que ponerse para una cita formal. Bueno, si es que era formal… Pero no importaba, quería verse hermosa, más que nunca en su vida
¿Qué podría comprar? Y lo más importante ¿Dónde? Escaneó todo a su alrededor, buscando una tienda decente en la que comprar un precioso vestido.

Al fin, localizó una tienda que le llamó la atención. Love & Vintage parecía tener ropa adecuada, además de ser Vintage, ¿Qué mejor que eso?

Caminó aproximadamente dos minutos y logro llegar al lugar rosado pálido, que había acaparado su vista.

Abrió gentilmente la puerta y una pequeña campanilla sonó tras ella, dos muchachas de tal vez unos, 23 años alzaron la vista y siguieron hablando, como si April no hubiese entrado.

Mejor así, no le gustaba que la persiguieran en las tiendas para ver que se compraba. Era estresante.

Aparte de la mala atención, el lugar pintaba a ser muy bueno. Las paredes de un color igual al de la fachada de afuera, y tapizado en una alfombra roja oscuro, con muchísimos estantes, llenos de ropa y vestidos, hasta zapatos había. Era el paraíso para ella.

Comenzó a buscar ropa y ropa, pero no encontraba nada que le llamara la atención. Hasta que lo vio, vio un hermoso vestido chiffon, azul oscuro, con hermosos volados abajo. Era perfecto para la ocasión y estaba segura que tenía unos zapatos que calzaban perfectamente con esa prenda

Se fue al probador y se puso el vestido. Calzaba perfectamente con cada curva de su cuerpo y no podía evitar pensar que, sí no se derretía con ese vestido, no sabía que más lo haría.

Después de estar totalmente de acuerdo con su elección, April fue al mostrador, pagó por su vestido y se fue más que contenta.

Después de caminar 5 minutos, llegó a la recepción, donde Camila la esperaba con una gran sonrisa en su rostro.

—Hola April, ¿Cómo te encuentras? —le pregunto, curiosa. April tenía una sonrisa de tonta, por lo que podía notar que estaba a mil leguas de distancia.

—Muy, muy, muy bieeeeeen ¿Y tú, querida amiga? —le preguntó con voz canturrina. O una de dos, o estaba borracha o había pasado algo mágico.

—Creo que bien, pero no tanto como tú. Ahora, ¿Qué paso?

—¿A qué te refieres?— le preguntó inocentemente.

—Sabes a lo que me refiero. Detalles, ya.

—Ven, acércate —hizo ademán con las manos para que lo hiciera y ella lo hizo— Caleb me dio mi primer beso.

—¡Oh Dios! ¿El sexy del otro día?

—¿Quién mas si no?

—¡Ah! Qué alegría, mi niña. Les deseo lo mejor

—Gracias Cami, yo me tengo que ir. Chao. —dijo April, mientras se dirigía a las escaleras. Las malditas escaleras. Ojalá que se derritan y se conviertan en ascensor…

—¡Adiós! —le replicó ella, antes de que se fuera por los escalones.

April subió y subió y subió, hasta que llego a su habitación. Sus pies no aguantaban, caminar y subir escaleras con tacones, NO era apto para chicas…

Alcanzó la perilla de la puerta y la giró lentamente, la cerró tras de ella y se dirigió directo a su habitación, quitándose los tacones y tirándose en la cama…

Solo quería dormir y dormir y dormir. Nada más, nadie tenía que interrumpirla, además eran las 6:00… ¿6:00? ¿Cuánto TIEMPO ESTUVE EN ESA TIENDA? Maldita sea, siempre pierdo la noción del tiempo.

Tomó un profundo respiro y se acomodó en su cama. Ya no tenía tanto sueño… Debería llamar a su madre, sí, mejor así, la había dejado sola y sabía que la esperaba la mejor regañada del siglo

Cogió su celular, se fijó si tenía alguna llamada perdida de Caleb, lo que no paso y desilusionada llamó a su madre.

Al tercer bip, contestó una voz llena de felicidad.

—¿Hola? —preguntó su madre.

—Mamá, hola. Soy yo, April. ¿Cómo estas mamá? Perdona que no te haya llamado antes, es que estuve tan ocupada con las misiones que…

— ¡APRIL! Oh hija, estaba tan preocupada por ti. ¿Cómo te encuentras? ¿Estás cómoda? ¿Te has lastimado? Cuéntame por favor… —le replicó ella preocupada. Tener a su hija tan lejos, era lo peor del mundo.

—Me encuentro muy bien, mamá gracias. Ya sabes, no ha pasado mucho… —Solo que hace unas horas casi me como a un chico— Lo normal.

—Ah…

— ¿Cómo que ah…? ¿Qué pasa mama?

—Oh nada… Es que esperaba que me contaras algo sobre cierto muchacho… —April iba a matar a Scarlet. ¡Será chismosa! ¿Le contó a su madre? Mierda, que buena amiga.

—Ah… Haber Scarlet te dijo ¿No es así?

—Um… sí, algo así… Y bueno ¿Qué tal? ¿Cómo se llama? ¿Es apuesto? ¿Lindo? Dime, quiero saber… ¿Ya son novios?

—Dios, mamá. Eres peor que Scar —Pero April tenía una sonrisa en su cara. Obviamente le contaría tarde o temprano— No somos novios… Bueno algo así, no estoy segura ¿Sabes? Es muy lindo, pero tan arrogante. Pero a la vez tierno. Ah y después; hoy discutimos y luego llega y me besa en el laboratorio ¿Lo puedes creer? Ah y también… —April se detuvo en seco. ¿Le acababa de decir que se habían besado?

— ¿Te beso? ¿Hoy? Hija, pero que bien y, ¿Cómo fue el beso? Dime —respondió, más que eufórica. April hizo una mueca de dolor.

—Um, estuvo muy bien mamá. Me incomoda un poco explicártelo ¿Sabes?

—Sí, sí. Entiendo y ¿Qué vas a hacer para tu cumpleaños, cariño?

—Um… Ya sabes —La había pillado—Caleb me invitó a salir así que, voy a pasarlo con él.

—¿Caleb? ¿Es el mismo chico que te beso hoy?

—Sí, mamá.

—Tiene nombre sexy. Debe ser sexy.

—¡MAMA!

—Perdona, perdona. Se me salió —rió por lo bajo—Bueno, cariño, me tengo que ir. Te mando un beso linda.

—Adiós, mamá. Te amo.

—Y yo a ti hija. Y yo a ti…—le dijo nostálgica —Adiós

Y colgó

April se quedo observando su celular, su mamá sin duda la extrañaba tanto como ella lo hacía. Hace apenas 4 o 5 días que no la veía, pero Dios, como la añoraba.

En segundos, todo rastro de sueño que tuviese antes, se le había quitado. No quería dormir, quería leer, lo que es más, quería relajarse, oír música, y leer. Sí, eso era lo que iba a hacer.

Se dirigió a su cómoda y sacó de ella unos hermosos audífonos rosados, los desenredo y tomó su celular, para luego acomodarse en su cama y poner la música a todo volumen. 
Tomó el libro Prom & Predjuice y empezó a leer, con The Civil Wars cantando a su oído.

La historia era hermosa, la enamoraba y las canciones que escuchaba, ayudaban a la lectura haciéndola más romántica de lo que era ya.

No podía despegarse de su libro, cada letra, cada capítulo que avanzaba se hacía más adictivo, haciéndola querer leer más y más.

Cuando sus ojos no aguantaron más se fijo en la hora, en su reloj.

11:13 de la noche.

Tomó su celular, ansiosa, para ver si Caleb le había escrito o llamado.

Pero nada…

No había mandado nada. ¿Eso qué significaba? ¿Aquel beso no había sido nada?
¿Solo jugaba con ella? ¿No la quería? ¿La había enamorado para luego dejarla caer?

No, no puede ser… Se convenció a si misma de que la llamaría mañana o le mandaría un hermoso mensaje.

Estaba segura, sí.

Con ese pensamiento en su cabeza, se rindió bajo el peso de sus ojos… Creyendo que el día de mañana sería un buen día.

Lo que April no sabía es que el Sábado, iba a ser todo, menos bueno…

Todo lo contrario. Sufriría por amor, como nunca lo había hecho en su vida…

1 comentario:

  1. El final es Spoiler!!!!! T T cada vez que leo mas se quie se acabara en el capi 12 :´(

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