3/03/2012

Capítulo 14!

Mis alquimistas! Perdonen la tardanza con este capi, pero el cole, el foro, transcripciones y estudiar ME MATA!! PERO ACA SE LOS TRAIGO!


Capítulo 14.
April tenía los pies metidos en un hermoso lago rodeado de grandes árboles y pinos. Caleb estaba a su lado, en la misma posición que ella, oyendo los sonidos de los pájaros cantando melodías armoniosas.

La había traído a ese precioso bosque, escondido de toda la humanidad que pudiese existir en esos momentos. Tenía flores de millones de colores, además de que el agua del lago era totalmente cristalina. Se sentía la paz y la alegría en el lugar. 

April volteo a ver el rostro de Caleb e inmediatamente se sonrojo, se avergonzaba de la actitud que había tenido a la hora de ver esa maravilla, empezando a dar saltos como una niña pequeña y corriendo por todo el lugar, haciendo que Caleb tuviese que atraparla.

Esa no había sido su idea, pero se logro zafar de su agarre en dos segundos. Aun quería hacérselo difícil. Quería oírlo decir que eran novios, y nada más que eso.

La tortura podría durar un poco más, llevaba muy poco con ella. Por lo menos 2 horas; le faltaba un poquito más.

—April… —le dijo Caleb, con los ojos cerrados.

— ¿Sí? —le contestó, sonriendo.

— ¿Ya me vas a perdonar?

—Nop.

—Mierda… ¿Qué se supone que debo hacer? —dijo, mientras abría los ojos y la observaba.

—Tú sabrás —sonrío pícaramente, y movió sus pies en el agua.

Después de unos minutos en silencio, April recordó lo que le había pasado el día anterior, y supo que debía advertirle a Caleb que tendrían que ir a Virginia mañana por la mañana.

—Mmm… Caleb

— ¿Hmm?

—Tengo algo que contarte… —le dijo, nerviosa.

— ¿De qué?

—De Robert… —Caleb abrió los ojos inmediatamente y la vio con cara aturdida.

— ¿Qué paso? —le preguntó, enojado.

Verás… Es que ayer por la tarde decidí salir a comer un helado a la heladería que esta por la calle de mi apartamento... Pero en realidad no la conocía, entonces me arriesgué y busque por ella, pero tuve un pequeño percance y me perdí. Cuando fui pasando por un edificio abandonado vi el carro de Robert, y me dije ¿Qué estará haciendo allí? Y bueno... Me entro la curiosidad y fui a investigar...

— ¿Por qué me suena a que esto que me dirás será una mierda?— le preguntó.

—Entonces... —prosiguió, ignorándolo— Cuando me acerque a oír lo que decían, conseguí información bastante interesante, pero no alcancé a oír nada más porque me vieron, bueno, más bien, me olieron y tuve que salir corriendo. Después se me quebró el tacón y perdí mi par de zapatos, luego Robert me alcanzó pero le clave la daga de Rubí que me regalaron Joseph y Jeremy y logré llegar a la heladería, en donde encontré al profesor Ronald, quien me consoló. Poco después, me compró un helado e hicimos un plan con la información que recolecte. Entonces, resumiendo mañana tenemos que ir a Virginia a las 8:00 de la mañana sin que la directora lo sepa

Él la miró confuso y procesó lo que acababa de oír...

— ¿Qué tipo de información es esa?

—Que el hijo de Robert tiene la piedra filosofal, que vive en Virginia y que debemos ir allí y quitársela antes de que los Renewed lleguen y lo torturen. ¡Ah! Y que el profesor Darwin es un traidor.

— ¿Y todo eso paso ayer?

—Sí.

— ¡¿Y hasta ahora me lo dices?!

—Caleb... acabamos de encontrarnos.

— ¡¿Acabamos!? ¡Hace como 3 horas que nos encontramos y me lo dices hasta ahora! ¿Qué esperabas eh? ¿Decírmelo mañana? ¿O si quiera me ibas a decir, y luego me dejarían en la Academia, sin saber nada? —Su cara se había tornado roja y tenía el ceño fruncido con enojo. Se levantó rápidamente y empezó a caminar de un lado a otro.

— ¡No es mi culpa! ¡Tú fuiste el que no se presento en todo el fin de semana! — dijo ella, levantándose a su vez.

— ¡Ya te dije que no es mi culpa! ¡Deja de enojarte por algo que ni siquiera tuve intención de hacer, maldita sea!

— ¡Pudiste haberte esforzado y yo no hubiese tenido que pasar el fin de semana como una investigadora, en peligro de muerte!
Caleb se detuvo en seco, y volteó a verla trastornado.

— ¡Trate, trate lo mejor que pude! ¡También pudiste haber venido tú y buscarme!
April sintió una punzada de culpabilidad, pero no daría su brazo a torcer.

— ¿Cómo lo hubiese hecho, eh? ¡No sabía donde putas estabas! ¡Deja de volver las cosas contra mí, cuando esto se trata sobre ti! —le dijo mientras lo alcanzaba y le metía el dedo en el pecho, acusándolo vilmente.

— ¿¡Qué es sobre mí!? ¡Según lo que entendí, esto es sobre Robert, NO sobre mí! ¡Has estado la mayor parte del día enojada y hosca conmigo, cuando solo trato de hacer las cosas perfectas!

— ¡¿Y cómo quieres que no esté enojada, si no sabía ni dónde estabas, o si te había pasado algo, eh?!

— ¡Como si no pudiera cuidarme! ¿Acaso no sabes que tengo mis propias fuentes para estar seguro? —se acercó más a ella, mirándola a los ojos. Ojos llenos de furia, igual que los de él.

— ¡Claro que lo sé! ¡Ni que fuera estúpida! Pero dime, ¿Acaso esas “armas tuyas” servirían contra metralletas y bazucas? ¿Ah? ¡Dime! ¡No lo creo, verdad!

— ¡Claro que servirían! Si las uso adecuadamente… —Su furia empezó a disolverse al empezar a pensar claramente. April había estado preocupada, por eso se comportaba así. Estaba preocupada porque no sabía que podría haberle pasado… Y él estaba siendo un idiota.

—Además… ¡Podrían tener veneno y ponerlo en tu comida! ¡Oh matarte mientras duermes! ¿Yo que sé? ¡Y tú solo te preocupas por hacerle caso a la bruja esa de la directora! Y también… —se fue deteniendo poco a poco al ver la expresión de Caleb. Antes estaba llena de enfado, ahora la veía suavemente. ¿Y ahora que se tomo?

Acunó su rostro entre sus manos y le acarició la mejilla con el pulgar. Ella quería moverse, zafarse, hacer algo… Sabía que no debía ceder tan fácil. Pero algo en su toque, ese toque tan familiar, no la dejo. Se dejó llevar, quedándose quieta como una estatua.

Él le sonrío cariñosamente y llevó sus labios a los de ella. La beso tiernamente, con la misma suavidad de una pluma. Sus labios se fundieron en algo que ninguno de ellos sabía cómo nombrar, y ese enojo que antes se había presentado ya si quiera existía. Solo estaban ellos en ese bosque tan majestuoso, con los únicos testigos que podría haber: los árboles junto con pequeños pajarillos.

Finalmente se separaron y ella lo vio con una pregunta en su mirada.

—Perdona, fui un idiota y ni siquiera sé porque actué así… —le dijo, aún con sus manos en la cara de ella.

—Sí, lo fuiste —respondió, sonriendo.

— ¿No se supone que deberías decir “No, no yo también lo fui, perdóname tú a mi”? 

Empezó a menear la cabeza, pero se detuvo en seco.

—Está bien, fui estúpida y exagere todo. Perdona…

Caleb le dedico una sonrisa enorme y volvió a posar sus labios sobre los de ella, para después sentarse bajo la sombra de un gran árbol y colocarla en su regazo.

—Ahora, dime ¿Cómo es eso de que Darwin es un traidor?

Ella lo vio aturdida, y luego se acordó de lo que habían estado discutiendo.

—Ah… si, como lo oyes. Ayer, cuando estaba escuchando la conversación oí su voz, era irreconocible y estaba de parte de ellos. Por eso el profesor Ronald dice que debemos cuidarnos, que será mejor ir a Virginia y llegar antes que ellos.

—Qué curioso… —dijo, pensativo.

— ¿Curioso?

—Sí, es que en realidad Darwin me daba buena espina.

— ¿Buena espina? ¡Le viste la cara! ¡Parece Herman Monster!

Caleb la observo y se echó a reír. Herman Monster… que ocurrencias.

—Vale, vale. Ahora, dime ¿A dónde es que vamos?

—Virginia…

A él le dio un vuelco el corazón. Virginia… su hermano vivía allí. Tal vez podría…

— ¿Y en donde nos hospedaremos cuando lleguemos? —preguntó, cautelosamente.

—No lo sé… Ronald no me lo dijo.

—Sabes, creo que yo tengo un lugar a donde ir.

— ¡¿Ah sí?! ¿Dónde?
Él sonrío maliciosamente.

—A mi casa

— ¿A tu casa? —April lo vio extrañada. ¿Caleb vivía en Virginia?

—Sip…

—¿No crees que seríamos de mucha carga para tus padres?

—No lo creo, considerando que mi madre murió hace años y mi padre es un alcohólico, el cual tiene una restricción de no acercarse a sus hijos por lo menos a no más de 2.00 metros de distancia.

Ella abrió los ojos como platos y se tapo la boca con las manos.

—Yo… yo lo siento muchísimo… no sabía que… —La silencio con un pequeño beso en la mejilla y ella se sonrojo con vergüenza.

—Shh… Tranquila. No es nada, supongo que debí habértelo contado. En fin, mi hermano que es dos años menor que yo vive con mi abuela, y está teniendo problemas con mi padre. Supongo que será una buena forma de verlo y cuidar de mi Nana.

A April se le conmovió el corazón al oír a Caleb llamar a su abuela “Nana”, sonaba tan cariñoso. El sobrenombre perfecto para una abuelita, lástima que ella nunca hubiese tenido una.

—Pero, aun así. Seré una carga para tu abuelita, Caleb. Me parece que será mejor que tú te quedes con ella, mientras yo voy a un hotel o algo por el estilo…

Él frunció el ceño y la miró como si estuviese zafada de la cabeza.

—En tus sueños. Te vienes conmigo si o si.

—Pero…

—No, April. Nos vamos a ir con mi abuela, ella estará encantada de conocerte.

—Pero no me conoce y…

—Sí te conoce.

—Claro que no —le dijo, extrañada.

—Bueno, no en persona, pero si por oídos… —Un leve sonrojo subió al rostro de Caleb. April lo observó y sonrío. Le había hablado de ella a su abuela.

— ¿Le hablaste de mí?

—Un poco… —El sonrojo se hizo más potente y ella no resistió a darle un pequeño beso en la boca.

—Entonces, iré encantada

— ¿¡Enserio!?

—Sí… ¿Por qué tan sorprendido?

—No, no para nada.

Ella quería preguntarle que era, pero no lo hizo, solo se acurrucó más contra su pecho y apretó sus brazos entrelazados contra el cuello de él.

Caleb hacía pequeños círculos con sus dedos en su cintura, y mantuvo apoyada su barbilla en la coronilla de ella. Pasaron unos minutos así y él remplazaba su barbilla por sus labios para darle besos en su cabeza, creyendo que April se había dormido.

Pero no estaba ni una pizca de dormida, tenía los ojos cerrados, pero tenía conciencia de lo que él le hacía.

—Caleb… —El sonido de su voz lo asustó pero no se inmutó.

— ¿Si? —Ella levantó un poco la cabeza para verle a los ojos.

—Me podrías aclarar algo…

—Claro, dime

—Tú y yo… ¿Somos novios? —La pregunta le tomo desprevenido por lo que casi se le cae la boca al suelo por una pregunta tan absurda. Al ver su expresión, prosiguió—Es que en realidad no me ha quedado claro, no sé si eres de esos chicos a los que les gusta tener “amigas con derechos”, pero a mí no. Así que si quieres tener algo conmigo será real. Tú decides, novios o nada…

Caleb empezó a rebuscar entre su bolsillo y sacó su celular, en donde empezó a teclear algo como loco. April lo observó dolida, pensando que la estaba rechazando.

—Bueno… —empezó a levantarse, pero Caleb la sostuvo contra él, indicándole que esperara. Cuando finalmente encontró lo que buscaba, sonrío satisfactoriamente y la vio a los ojos.

—Sabes April, el día que me prestaste el libro de “Química Perfecta”, busqué en internet una buena reseña de él para hacerme una idea de lo que me esperaba, y en mi búsqueda encontré un artículo que realmente me gustó y me convenció. ¿Sabes lo que decía?

Ella meneo la cabeza.

—Te lo diré… Dice: Sal con una chica que lee. Sal con una chica que gasta su dinero en libros en lugar de ropa. Ella tiene problemas con el espacio de su armario porque tiene demasiados libros. Sal con una chica que tiene una lista de libros por leer, que ha tenido una tarjeta de la biblioteca desde que tenía doce años.  Encuentra una chica que lee. Tú sabrás que lo hace porque siempre tiene un libro sin leer en su bolso. Ella es quien mira amorosamente sobre las estanterías de la librería, la que grita en silencio cuando encuentra el libro deseado. ¿Ves a esa chica rara oleando las páginas de un libro en una tienda de segunda mano? Ese es el lector. Ellos nunca pueden resistirse a oler las páginas, sobre todo cuando son de un color amarillo —April escuchaba encantada, riéndose de las cosas que decía el relato, todas eran ciertas, ella hacía eso y más.
“Ella es la chica que lee mientras espera en la cafetería. Si le echas un vistazo a su taza, la crema no láctea está flotando en la superficie porque ella está absorta en la lectura.  Perdida en el mundo que el autor ha creado. Siéntate. Ella puede darte una mirada, como la mayoría de las chicas que leen, no le gusta ser interrumpida. Pregúntale si le gusta el libro.  Cómprale otra taza de café.  Hazle saber lo que realmente piensas de Murakami. Ve si ella siguió a través del primer capítulo de Compañerismo. Entiende que si ella dice que comprendió a James Joyce Ulysses sólo lo dijo para sonar inteligente. Pregúntale si le gusta Alice o si a ella le gustaría ser Alice.

Es fácil salir con una chica que lee. Dale libros para su cumpleaños, para Navidad y para sus aniversarios. Dale el regalo de las palabras, en la poseía, en una canción. Dale Neruda, Pound, Sexton, Cummings. Hazle saber que tú sabes que esas palabras son amor. Entiende que ella sabe la diferencia entre los libros y la realidad, pero por Dios, ella va a tratar de hacer de su vida un poco como su libro favorito. Nunca será tu culpa si lo hace.  Ella tiene que darle una oportunidad de alguna manera. Miéntele. Si ella entiende la sintaxis, entenderá tu necesidad de mentir. Detrás de esas palabras hay otras cosas: la motivación, el valor, el matiz, el diálogo.  No será el fin del mundo.

Fállale. Porque una chica que lee sabe que el fracaso siempre conduce al clímax. Porque chicas que entienden esas cosas saben que todo llegará a su fin. Que siempre se puede escribir una secuela.  Que puedes comenzar una y otra vez y seguirás siendo el héroe. Que la vida está destinada a tener un villano o doS. ¿Por qué tener miedo de todo lo que no son? Las chicas que leen entienden que la gente, como los personajes, se desarrolla.  Excepto en la serie de Crepúsculo.

   "Si encuentras a una chica que lee, mantenla cerca. Cuando la encuentres a las 2 AM sosteniendo un libro contra su pecho y llorando, hazle una taza de té y abrázala. Puedes perderla por un par de horas, pero ella siempre volverá a ti. Ella habla como si los personajes en el libro son reales, porque por un tiempo, lo son. Le propondrás matrimonio en un globo de aire caliente. O durante un concierto de rock. O muy casualmente la próximo vez que ella esté enferma. A través de Skype.  Sonreirás tan fuerte que te preguntarás por qué tu corazón aún no ha explotado y desangrado sobre tu pecho. Escribirás la historia de sus vidas, tendrán hijos con nombres extraños e incluso gustos extraños.  Ella los introducirá Al gato en el sombrero y Aslan, tal vez en el mismo día.  Recorrerán los inviernos de la vejez juntos y ella recitará Keats en voz baja mientras tú sacudes la nieve de tus botas.

   "Sal con una chica que lee porque te lo mereces. Te mereces una chica que te pueda dar la vida más colorida, imaginable. Si sólo le puedes dar monotonía, horas de añejo y propuestas a medias, entonces estás mejor solo. Si deseas el mundo y más allá del mismo, sal con una chica que lee.

Al terminar de leer, Caleb volteó a ver a April, quien estaba con un millón de lágrimas en su mejilla. Era el artículo más hermoso que habría podido oír en años. Él lo sabía y sonrío.
—Cuando termine de leer esto, me hizo muchísima gracia imaginarte haciendo eso, y averiguar que realmente podrías, y me dije. ¿Qué pasaría si consigo ser novio de una chica que lee?
April dio una medio risa entre sollozo y le miro con tal ternura que hubiese podido derretir al Polo Norte con Santa incluido. Le había dedicado algo realmente hermoso.
—Ahora la pregunta es… ¿Me dejara la chica que lee, ser su novio?
Ella abrió los ojos como platos y asintió un millón de veces para que le entendiera, él le dio su más grande sonrisa y la beso con amor, más de lo que un corazón podría aguantar.
Ella le paso las manos por el cabello y se sostuvo de él para evitar caerse ya que sus rodillas le fallaban, estaba demasiado conmovida como para hablar. Siguieron así, sentados, besándose como si no hubiese ningún mañana, disfrutando de la naturaleza que los rodeaba a ellos, solo ellos.
Cuando se separaron, ella se acurrucó más contra él y cerró sus ojos.
—Es lo más hermoso que me hayan dicho nunca, gracias Caleb.
Él rió por lo bajo, sintiéndose dichoso de que todo estuviera arreglado entre ellos. Ahora la cosa era arreglar todo en la Academia.
— ¿Sabes qué hora es? —le preguntó ella.
Caleb volteó a ver a su reloj y se sorprendió al ver la hora.
—Las 5:00 de la tarde… Creo que deberíamos ir a cenar, conozco un lugar realmente bueno de por aquí. ¿Qué te parece?
—Me parece perfecto —le respondió, feliz. Había logrado su objetivo, ya no tenía que ser hosca. ¡Era la novia de Caleb!
¡Ja! ¡Púdrete Gabe!
Él la levanto suavemente del césped y pasó un brazo por su cintura para llevarla a la moto. Nadie la apartaría de su lado, primero sobre su cadáver.
15 minutos después…
Caleb aparcó la motocicleta en la acera y apagó el motor de está. April bajó de ella en un salto y él le tomo la mano para entrar al restaurante Outback. Según lo que había entendido, era el favorito de April.
Al ver el lugar, April sonrío triunfalmente. Se había acordado de que era su favorito.
Al entrar, la recibió el rico olor de papas fritas y carne cocinándose. Siempre le había encantado la decoración de esos restaurantes. Carteles de canguros en todas partes, artículos de Africa y señales que decían ¡Cuidado con los canguros! Además de tener unas advertencias sobre sabrá Dios que. Era el mejor restaurante del mundo y la comida, maravillosa.
Una muchacha de ojos cafés, regordeta y cabello negro, largo los recibió con una gran sonrisa y sin mediar palabra con ellos, los llevo a una mesa.
La mesa era de madera caoba y los sillones eran suficientemente grandes como para 2 personas de cada lado, por lo que Caleb señaló el sillón para que April pasará primero y luego él.
Ya sentados, llegó un hombre grande y alto, de un metro noventa por lo menos, que los veía serio y aburrido.
—Buenas tardes, mi nombre es Mike. Aquí están sus menús, ¿Qué desean para tomar? —les preguntó, con una falsa sonrisa en su rostro. April y Caleb intercambiaron miradas y sonrieron.
—Dos coca colas por favor —le dijo Caleb.
Mike asintió, sacó una libreta, lo apunto y salió rápidamente de la mesa.
—Me encanta este lugar, tiene un olor riquísimo ¿No te parece? —le dijo April, viéndolo a los ojos.
—La que huele riquísimo eres tú —dijo, mientras metía su cabeza en el hueco del cuello de ella. Ella se revolvió cuando sintió su aliento caliente contra su frío cuello, pero se dejó hacer y le acarició el cabello cariñosamente. Él empezó a darle besos en el cuello y ella se derritió con la sensación. Pero luego llego Mike a arruinar el momento, trayéndoles las bebidas.
Las dejó en la mesa y los observo mientras levantaba una ceja.
— ¿Qué van a comer? ¿Alguna entrada?
—Mmm… no lo sé. Elije tú April, eres la experta —le dijo Caleb, pasando un brazo por su hombro.
—Tráiganos unas Ausie Fries —le dijo ella, sonriendo.
—Enseguida —les respondió, aburrido.
Cuando se fue, Caleb se relajó un poco más y abarcó el tema que no le había quedado claro.
—April, ¿No sabes si vamos a ser solo tú y yo en el viaje, o habrá más personas?
Ella no había pensado en ello.
—No lo sé… Creo que somos nosotros dos nada más.
—No lo creo…
— ¿Por qué no? —le respondió, curiosa de que lo dijera tan seguro.
—Porque sería imposible que solo mandaran a dos alquimistas de nivel uno, ocupamos a uno de cada nivel. Créeme, no son tan tontos como para enviarnos solos…
—Eso es cierto… ¿Pero quiénes serían?
—Ni idea… Será decisión de Ronald. Lo que te advierto es que, no iremos solos. Eso tenlo por seguro.
April asintió y se acomodó en el hombro de Caleb. Él la acurrucó y empezaron a hablar de cosas simples, tratando de no concentrarse mucho en lo que podría significar ese viaje que harían.
Un viaje crucial para los alquimistas…

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Deseas comentar la entrada? ¡Hazlo, será un placer leerla! (Y deberías comentar, ¿eh? Es ley o.o Jajaja ok no xD) Sólo que ten en cuenta una cosa... (Y es una cosa realmente seria, ¡te lo digo! Algo así como... de vida o matamos a tu gato ._.! Y dirás, "Ja! Yo no tengo gato" Y yo te diré.. "Exacto ._.") ¡Comenta con respeto! ¡Si no te gusta lo que escribí y quieres decirmelo hazlo con respeto, es lo único que pido! Ahora, si ya te hartaste de leer esta introducción... Comenta :D!
Y recuerda sonreír siempre :3!