Estoy harta de los clichés. Cansada de las mentiras e
idealizaciones. Hoy no quiero escuchar más sobre príncipes azules y chicos
perfectos.
Hoy, señoras y señores, vengo a destruirles el mundo de
fantasía en el que muchos —me incluyo—, hemos decidido vivir.
Queridas mujeres: no hay hombres perfectos. Dejen de
esperar a ese dios griego de músculos gigantescos y cara esculpida que las haga
suspirar con cumplidos y frases perfectas, porque, ¿sinceramente? Es pura
mierda.
Ya sé, crudo, ¿no les parece? Y sin embargo tan cierto.
Todas sabemos que es verdad y que los libros, películas y telenovelas nos han
nublado tanto la mente y la vista que no podemos caer en cuenta de lo que es
cierto. No existe persona perfecta, por lo que, ¿cómo un hombre lo va a ser? No
hay un señor del sexo opuesto al que no le encontremos defectos. ¡Es
simplemente imposible! La cosa es caer en la realidad y ver que hay chicos allá
afuera que valen la pena. Que son lindos, dulces y aprecian a una mujer de
verdad. ¿Guapos? ¡GENIAL! ¡Puntos extra! ¿Sonrisa encantadora? Ah, flechazo.
Pero, ¿buen corazón? Eso es lo que conquista. Lo que importa: lo que realmente
debemos buscar.
Deberíamos dejar de concentrarnos en cretinos con la
excusa de que “los haremos cambiar”. Después de todo, ¿no se dice que el amor
no le pide al otro que cambie, porque nos enamoramos tal como era? ¿No se nos
recomiendo en revistas tipo Seventeen y Cosmopolitan que jamás nos
transformemos por un hombre, porque debemos gustarle por quienes realmente
somos? Y si nos convencemos tanto de ello, ¿por qué les pedimos a ellos lo
contrario? ¿Qué dejen de ser quiénes han decidido ser para estar con nosotras?
No hay tal cosa, eso siempre lleva al fracaso. Hay que aprender que, el que es
correcto, lo será porque está destinado a ser así. No porque lo hayamos hecho
cambiar, no porque se ejercitara para gustarnos más, sino porque… porque nos
enamoró su verdadero yo.
La verdad es que —y me reitero—, no hay príncipes azules.
Solo hay sapos. Sapos verdes y arrugados, cuyas imperfecciones son lo que los
hacen atractivos y extrañamente adorados. Se enojan, van a dejarnos ir algunas
veces, no nos van a perseguir al aeropuerto si queremos irnos del país. No
esperen que recuerden todo: van a haber ocasiones en las que se les olvidará
uno que otro aniversario y tal vez nos griten. Nos decepcionarán, nos
avergonzarán, nos dirán que estamos locas y que no nos entienden.
Se irán.
Pero muchos harán lo que en las películas no se menciona.
Algunos volverán cuando recapacitan. Demasiados hombres te consolarán mientras
lloras sin razón. Sabemos que existen esos que van a la tienda a comprarte
toallas por el simple hecho de que te aman. Están los caballerosos, los que te
celarán, te adorarán como si no hubiese mañana. Existen, no están extinguidos,
pero son los mismos que mencioné arriba. Esos que romperán tu corazón. Aquellos
que no nos seguirán. Los que nos dejarán ir, pero luego volverán. Son lo que
hay. No príncipes, no caballeros de brillante armadura…
Solo ellos y, ¿sinceramente? Tenemos que estar bien con
eso. Dejar de decir que “todos son iguales” y por favor, detenernos ante la
necesidad de afirmar que son idiotas y brutos. ¡Son hombres! ¡Son seres
humanos! ¡Sienten, se confunden, se pelean consigo mismos! No nos entienden
tanto como nosotras no los entendemos y aún así, contéstenme con la verdad…
¿Qué haríamos sin ellos? ¿Sin su valentía para matar
arañas y sus brazos fuertes? ¿Sus cumplidos desprevenidos que nos hacen
sonreír? ¿Qué sería del mundo sin estas personas que sabemos, nos hacen
felices? Nada. Así que hoy vamos a dejar de fantasear tanto. Hoy caeremos en la
realidad. ¡Hoy nos encargaremos de buscar en el interior de cada uno y darnos
cuenta que…!
El verdadero príncipe no tiene que ser azul, sino tal vez
verde, como el sapo que, con un beso, nunca se convirtió en alguien perfecto.
Una entrada maravillosa, como siempre. Me encanta tu estilo y me encanta como escribes unas entradas únicas. Ya te lo he dicho, pero lo repito: nunca me cansaré de leerte.
ResponderEliminarHola!
ResponderEliminarTienes toda la razón del mundo dicendo que el hombre perfecto no existe, así como la mujer perfecta tampoco.
A una persona hay que quererla con sus defectos y cualidades, ¿no es así el amor?
Besos :)
Hola. Tiene mucha razón yo siempre digo, a ver, el tío modelo de los libros o series en la vida real solo saldría con una anoréxica de pechos operados, y como bien dices hay tíos más normales, que pueden ser muy buenas personas
ResponderEliminarun beso
¡Hola! Me ha gustado muchísimo esta entrada. Yo siempre he pensado igual. Tenemos las expectativas por las nubes, pensando que vamos a encontrar al chico perfecto con los que soñamos gracias (o por culpa, según lo mires) a los libros y las películas "ñoñas" que suelen irnos a las chicas. El caso es que cuando nos topamos con la realidad la rechazamos porque esperamos eternamente a un chico que nunca llegará. Tu entrada me ha llegado, de verdad.
ResponderEliminarAprovecho para decirte que me encanta tu blog y que por ello te he nominado a los Liebster Awards en el mío. Pásate por aquí para más información (uy, eso me ha sonado muy a cajero de supermercado >.<) http://silenciosentrepaginas-libros.blogspot.com.es/2014/06/nominada-los-liebster-awards.html
Un beso :)
¡Hola! No podía estar más de acuerdo con esta entradam y mira que hay veces que yo me empeño en buscar a alguien perfecto pero luego pienso: ¿Y qué gracia tiene eso? Ni siquiera estoy segura de que pueda existir alguien así. Si a mí nadie me exige ser perfecta, ¿por qué voy a tener que exigirle yo a alguien que lo sea? No, no y no. Y además es cierto esode que si nos enamoramos de alguien no debemos pedirle que cambie, porque si se lo pedimos significa que realmente no estamos enamoradas de esa persona, sino que estamos esperando a enamorarnos de la persona en la que se va a convertir.
ResponderEliminarMe ha encantado la entrada, y me encanta la forma en que lo expresas. ^^
¡Muuuuuchos besazos!