12/29/2011

Capítulo 5!


Capítulo 5

Cuando April y Caleb llegaron finalmente a la habitación 516, los dos estaban jadeando y cansados. A Caleb se le había ocurrido retar a April en una carrera para ver quien llegaba primero al quinto piso, pero no se le había ocurrido que primero… los escalones eran tamaño camioneta y segundo…. April era muy rápida. Al final él logro ganarle por segundos, pero esos segundos valieron la pena a su criterio.
  
—Ahora si —dijo Caleb jadeando aún — Me debes un beso en los labios, y está vez si especifique.  —Tosió un poco debido al cansancio.

 —Sí, si lo sé… ven terminemos con esto —dijo April acercándose a Caleb, pero él retrocedió.
  
—Oh no, ahora no, estas son las reglas, primero yo te daré el beso no tú y segundo lo haré cuando yo quiera, sin previo aviso, cuando menos lo esperes, no podrás golpearme ni echarte para atrás.  — Una sonrisa atrevida cruzó por su rostro.

Maldita sea… yo quería el beso de cena, no de postre pensó ella.

 —Está bi…bien —No pudo evitar sonrojarse.  —Sígueme es por aquí.  — dijo April mientras se dirigía hasta su apartamento.

Cuando iba a meter la pequeña llave en la cerradura, se escuchó a lo lejos una puerta abrirse y de ella salir un señor gordo, alto, y con una barriga que tenía el tamaño del Monte Everest. Se veía sudoroso y asqueroso, aunque muy peligroso.

Al verlo April solo quería entrar en la habitación. Ese hombre no le daba buena espina, y ¿si era un violador? ¿Un acosador? ¿Qué haría ella?

 —Hey tú — dijo el barrigón señalando a April.

 — ¿Yo? — dijo April asustada. La iba a matar, seguro que la iba a encerrar en un cuarto, luego la iba a violar y por último, después de saciar su sed, la mataría y todo después de que Caleb se fuera.

 —Si tú.

 — ¿Quién es April? —pregunto Caleb con la mandíbula apretada. Había notado que ella estaba muy tensa y eso no le gustaba para nada. ¿Quién era ese maldito?

 —No…No lo sé —contestó April.

 — ¿Qué se le ofrece? —pregunto Caleb colocándose enfrente de April.

¿Me está protegiendo? ¿Enserio?

 —Quería preguntarle a tu linda amiguita si fue ella la que me grito el lunes en mitad de mi sueño reparador… — el señor barrigón se paso una mano por el pelo.

 —Sí, fui yo — ¡Mierda! Porque lo había dicho, hubiese mentido… Ahora seguro  que la mataba por la noche.

 — ¿Y qué si fue ella? ¿Tiene algún problema señor? —preguntó Caleb extrañado.

 —No, quería darle las gracias —dijo el señor sonriendo.

 — ¿Las gracias? —preguntaron al unísono.

 —Sí, si no fuera por está muchachita, yo hubiese llegado tarde a mi cita del lunes y no habría conseguido el trabajo que tanto necesitaba.  — Se acercó a April y la abrazo con tanta euforia que la levanto del suelo, provocando que ella gritara sorprendida 

—Muchísimas gracias.

Ella no pudo evitar hacer una mueca debido al olor. Ese señor olía a pescado podrido, y además estaba pegajoso. Asqueroso…

El señor no bajaba a April por lo que Caleb se puso furioso.

 —Sí si ya puede bajarla — Caleb apretó los dientes, conteniéndose de pegarle un puñetazo en la cara. El señor miró la cara de Caleb, la cual estaba roja y con la mandíbula apretada. Rió para sus adentros Los jóvenes de hoy. Cada día más celosos.

 —Oh perdona — El señor bajo a April — No quería molestar a tu novio.
  
—Él…
  
—Sí, disculpa aceptada, ahora con tal de que no vuelva a tocar a mi novia estamos bien ¿de acuerdo? — pregunto Caleb mientras se acercaba a April y la tomaba por la cintura. La tomó por sorpresa, pero se acurrucó contra él sintiéndose protegida y segura, no quería apartarse de él.

 —Tranquilo muchachito… disculpen las molestias — dijo el señor mientras pensaba Que idiota, ni que yo fuera un violador. ¿No vio mi rostro? Jamás podría serlo, debido a que… soy todo un adonis, él bajo las escaleras y se fue.

Cuando estuvieron totalmente solos ninguno se aparto de aquel abrazo tan dulce y deseado por los dos. Ella estaba contra el pecho de él, mientras apoyaba su cabeza en su hombro, y él la abrazaba por la cintura mientras respiraba el suave olor de sus cabellos. Olía miel, lo que no era común, normalmente las chicas huelen a vainilla o galletas, pero April no. Ella olía diferente, porque para él, ella era diferente.

April abrió los ojos repentinamente y se acordó de lo que estaba haciendo en ese momento. Lo estaba abrazando, estaba apoyando su cabeza en su hombro, como si fueran una pareja. Ella no entendía porque no quería apartarse, apenas llevaban un día con 3 horas de conocerse y ya se habían agarrado de las manos, abrazado de una forma muy romántica y estuvieron a punto de besarse. ¿Cómo podía haber creado una relación tan cariñosa en menos de un día? No era posible… o ¿Si?

Poco a poco ella se fue separando para mirarlo a esos ojos desgarradores, que ahora la miraban con ¿amor? ¿Eso era? ¿La estaba mirando con amor? ¿Acaso ella lo estaría viendo de la misma forma? A juzgar por la sonrisa de satisfacción que cruzó por la cara de Caleb. Sí. Ella también lo miraba con amor.

 —Entremos… — dijo April mientras volvía a colocar la pequeña llavecilla en la cerradura, abriendo así la puerta del apartamento.

Dejó que Caleb pasará primero para que pudiera contemplar su pequeño, horrible, pero acogedor apartamento.

Después de unos segundos, April entró y cerró la puerta tras ella.

 —Es muy… acogedor — dijo Caleb con todos sus esfuerzos guardados. Era horrible, pero no le diría eso.

 —Puedes decir que es horrible, no tienes que mentir — dijo April esbozando una pequeña sonrisa.

 —Está bien… Es horrible. Hombre, se siente excelente decirlo. — los dos empezaron a carcajearse.

 —Ven vamos a mi habitación. Es más bonita que esto… — dijo April mientras señalaba la sala con desprecio.

 — ¿Me estas invitando a que pase a tu habitación? — Caleb alzó las cejas divertido y una sonrisa pícara cruzo por su rostro.

April procesó lo que acababa de decir Caleb, y ¡Cachin! Le cayó la peseta.

 —Idiota, sabes que no me refería a eso… — April se sonrojo, mientras que Caleb reía.

 —Sí, lo sé, solo jugaba contigo, vamos — Caleb hizo ademán de ir a la habitación, pero April se le adelanto y abrió la puerta, fijándose si no había dejado ropa interior que dejaba rastros de su mañana apresurada y su pelea con la ducha. No. Todo estaba en orden.
  
—Adelante — dijo mientras se hacia un lado para que él pasara.

Cuando Caleb entró se sorprendió por completo. Él esperaba el cuarto típico de una adolescente, con posters de Justin Bieber (que para su criterio era gay, no entendía como a las niñas les gustaba, pero gustos son gustos.) y un cuarto de color rosa, con muchísimos peluches, maquillaje por montones, etc. Pero no, April tenía un estante lleno de libros, sin posters o peluches en ningún lado, una laptop, relojes y para su sorpresa en las paredes había frases de autores famosos y no famosos, todas pegadas en un orden perfecto y armonizado que hacía ver la habitación única y ordenada. La cama estaba arreglada y el tocador con maquillaje con las botellas de perfume de mayor a menor. Era una habitación única y hermosa.

 —Y ¿Qué te parece? — preguntó April ansiosa, Caleb se había quedado como estúpido viendo la habitación.

 —Es… realmente hermosa April —dio una vuelta para mirarla a la cara —Es única, nunca había visto una habitación de una adolescente sin posters o peluches. Sin duda te gusta leer o ¿Me equivoco?

 —Me encanta leer. — empezó un poco cohibida — Leo desde pequeña, sin leer no se qué haría, la verdad siempre llevo un libro nuevo en el bolso para leer si estoy aburrida —

 —¿Me estas jodiendo? —.

 —No es verdad, ten revisa mi bolso y lo encontraras — April le entrego el bolso a Caleb, quien lo abrió y sacó de él un pequeño libro que decía…

 —“Mujercitas”… un clásico ¿no? — dijo Caleb sonriendo.

 —Sí, es realmente hermoso —.

 —Nunca había salido con una chica que leyera
  
—No estamos saliendo…

 —No, pero pronto lo estaremos — dijo Caleb guiñándole un ojo mientras se dirigía al estante con libros. Empezó a revisarlos, sacando uno que otro. Caleb estaba sorprendido. April tenía libros que iban desde clásicos como Orgullo y Prejuicio hasta juveniles como Predestinados, tenía de historia y política como La historia de los Kennedy y El Código de Da Vinci.

 —Impresionante — dijo mientras se volvía y dio un grito al ver que April estaba casi en su hombro.
  
—¿Qué mierdas estabas haciendo ahí April? —preguntó aún asustado.

 —Perdona estaba viendo cuáles libros revisabas — Se avergonzó al instante — ¿Tú lees?
  
— ¿Yo? Un poco, más de historia y política.

 —Ya veo… y ¿te fundes en la historia? — Caleb la mira extrañado.

 —¿Qué si me fundo? —.

 —Si ya sabes… Si, cuando lees no piensas en nada más, solo en la historia… — April se aparta y se sienta el borde de la cama.

 —Oh… nunca lo he visto de esa forma. En realidad, nunca me he fijado en eso — Caleb se sentó al lado de April — ¿Cómo es fundirte? —

 —Bueno… Es como que te metes en otro mundo ¿Me entiendes? — Al ver la cara de Caleb sabía que no entendió.  — Cuando leo, no presto atención a lo que hay a mi alrededor. Solo presto atención a la historia, sobre cómo se desarrolla la trama y los personajes, sobre el amor que puede haber en esa historia. Al hacer esto, estoy en mi propio mundo debido a que prácticamente no estoy prestando atención a nada, solo a mi libro. Y ¿Sabes porque me fundo en la historia? Porque la disfruto, porque se ocupa gran parte de la imaginación a la hora de leer. Necesitas imaginarte cada escena y cada personaje para entender bien la historia y que te enamore. Puedes darte cuenta de que te sientes así si el libro te hace sentirte, furioso, triste, feliz o simplemente te hace llorar, eso significa que el libro se unió a ti como si fuera tu propia vida. Si no sientes eso al leer es o que no te gusta la historia o que tan solo no te gusta leer. Porque para mí leer es eso y mucho más. Es des estresante, es mi forma de distraerme y no pensar en nada. Los libros son una parte de mí. Y puedes pensar que estoy loca. O que soy una friki* pero es la verdad. Nunca se lo he dicho a nadie. Solo a mi mejor amiga y en cierta parte me da pena decírtelo, pero todo lo que dije es lo que siento cuando leo. — April terminó con una pequeña y tímida sonrisa.

 —Vaya… Se nota que amas leer. Es hermoso que tengas tanta afición por ello y me alegra que te hayas abierto a mí de esa forma. Aunque la verdad nunca me he sentido así al leer la historia de Hitler. — se rieron los dos — supongo que es más fácil sentirse así cuando lees una historia romántica ¿no? —April asintió energéticamente — Bueno… pues si me prestas un libro romántico lo leeré y te diré si me fundí en mi propio mundo ¿te parece? — dijo Caleb sintiendo una oleada de cariño. Por alguna extraña razón quería ver a April leer, quería consolarla cuando llorara por algún libro. Quería abrazarla cuando ella estuviera sentada leyendo un libro en su propio mundo, para sacarla de él un rato y que se centrara solo en él. Quería saberlo todo de ella. Quería observarla haciendo todo eso y más.

 — ¡Claro! Tengo millones de ellos, elige cualquiera —dijo April mientras se levantaba felizmente y revisaba en su estante.

 —¿Sabes qué? Elige tú — dijo ella mientras se apartaba para que Caleb buscara algún libro. Jamás prestaría un libro, pero Caleb era especial. Él la había escuchado sin reírse y después de eso la había mirado de una forma inexplicablemente hermosa.

Caleb sorprendido por el gesto se levanto y empezó a buscar de entre los libros. Buscando un libro que le atrajera y no fuera muy… femenino para su gusto. Al fin y al cabo de unos minutos encontró un libro que le llamo la atención. “Química Perfecta”. Abrió el libro y vio que la autora relataba el libro en una forma variable entre los dos protagonistas por lo que podría ver la versión del hombre… ¿Por qué no? Se dijo a sí mismo.

 —Me llevo este. ¿Me lo recomiendas? — pregunto Caleb con una sonrisa tímida.

Los ojos de April se abrieron con alegría y satisfacción.

 —Claro que sí, esa es mi autora favorita. La historia trata de un muchacho mexicano que se llama Alex, entonces él conoce a una muchacha que… —

 —¡NO ME DIGAS! Prefiero llevarme la sorpresa April — dijo esbozando una pequeña sonrisa.

 —Disculpa… yo me emocionó mucho con ese libro — April bajó la mirada.

Caleb la tomo de la barbilla, haciendo que April clavara sus ojos en los de él.

 —Dos cosas que quiero decirte la primera, no te creo loca por leer libros. La segunda… eres encantadora — y dicho esto Caleb le plantó un gran beso en la mejilla que duró más de lo normal. April disfrutó cada segundo en que los labios de él estuvieron en su mejilla. Ella sonrió de oreja a oreja. Estaba feliz, él no la creía rara y la veía encantadora.

 —Me tengo que ir miel de abeja — dijo Caleb con una sonrisa divertida.
  
— ¿Miel de abeja? ¿Por qué me dices así? — Pregunto ella sorprendida.
  
—Porque eres dulce como la miel y hueles a miel — Caleb sonrió con suficiencia, había logrado que April se volviera a sonrojar.  — ¿Ahora me acompañas a la puerta? —

 —Si…si claro —

Los dos se dirigieron a la puerta del apartamento y cuando Caleb iba a salir de él, April lo detuvo.

 —Una cosa… por favor no rayes el libro, odio que los rayen. Tráelo sin ningún rayón ¿está bien? — pregunto April.

 —De acuerdo, nos vemos mañana — Caleb se volteó, le dio otro beso en la mejilla y se fue.

April quedó sola en su cuarto saltando de la felicidad. Ningún chico la había tratado así en su vida, él era tan lindo y amable, cariñoso sin duda. Pero era un estúpido arrogante, aunque… le encantaba que fuera así, solo la atraía más.

April se dirigió a su habitación, se puso unos pantalones de pijama y una blusa, para que no le pasara lo mismo del día anterior, activo la alarma de su reloj para las 6:30.

Eran las 8:00 podría leer un rato antes de caer dormida.

Cogió el libro que había dejado a medio palo, se acostó en su cama y empezó a leer Anna and the French Kiss y se “fundió” en su hermoso mundo lleno de parisinos y Anna con Étienne St. Claire.

A las 10:30 April terminó su hermoso libro.

Hermoso, completamente hermoso. Fue un final espectacular, perfecto, maravilloso. No tengo palabras… pensó April

April se levanto de la cama y se dirigió a su laptop. La encendió y busco información sobre la autora. Era una manía de ella hacer esto, siempre quedaba con un pequeño vació después de terminar un libro.

En la página de la autora decía que ya había sacado la novela compañera llamada Lola and the Boy next door. Buscó un archivo pdf y se lo descargo.

Después se fue a la cama y trató de dormir, pero solo podía pensar en una cosa o más bien… en una persona. Caleb. ¿Estaría enamorada? ¿Cómo es posible estar enamorada después de un día de conocerse? Imposible ¿no? No lo sabía y cayo dormida con esa duda en sus pensamientos.

A las 6:30

Sonó por todo lo alto la canción de You Lost Me de Cristina Aguilera. April pegó un pequeño salto y le dirigió una sucia mirada a su despertador. Empezó a golpearle repetidas veces hasta que el aparato se calló.

Nota para mí: La próxima vez, bajarle el volumen al maldito reloj de Hello Kitty…

April se levanto de la cama con toda la paciencia del mundo. Se dirigió a las cortinas de su habitación y las abrió de par en par esperando ver un día resplandeciente, lleno de sol y alegría. Pero al abrirlas, vio todo lo contrario, estaba lloviendo a cántaros, las nubes grises y parecía un día ¿triste? Tal vez…

April se dirigió a su armario, cogió un paño y se fue a la endemoniada ducha…

Cuando llegó se quitó el pijama, lo coloco en el mueble del lavamanos y se metió a la ducha…
  
—Ahora sí… de está no te salvas trasto ¿me oíste? — Cualquiera que la oye, diría que esta chiflada.

April encendió la ducha, y empezó a juguetear con los botoncitos. El agua salía o muy fría o muy caliente, pero nunca le salía tibia. Parecía que la ducha se reía de ella, lo único que le faltaba era que cobrara vida y le tirara un balde de agua fría.

 —Si no funcionas, juro que llamo al fontanero y sé que no te gusta que toquen tus tubitos ¿no es así? — Como si la ducha pudiera entender, el agua paso de helada a una temperatura ambiente, perfecta para ella.
  
—Buena chica… — dijo ella mientras acariciaba el tubo de la ducha…

  Ni que la ducha fuera caballo, ahora sí que me chifle…

April se ducho feliz y despreocupada, hasta se puso a cantar So What? De Pink. Cuando decidió que era tiempo de salir, se salió de la ducha, cogió el paño, se secó el cabello y luego se dirigió a su cuarto.

Abrió las puertas del clóset y empezó a elegir ¿Qué se podría hoy? Busco entre mil vestidos y blusas de tirante, hasta que encontró una blusa de cuello de tortuga ceñida al cuerpo color negro, unos pantalones tubo grises y unos botines de cuero muy lindos.

Se sentó en su “tocador” y empezó a maquillarse, usando una sombra de ojos  gris con un rubor rosado pálido, se pinto los labios de un rosa pastel y se paso brillo. Se puso un poco de rímel y delineador, aunque sus pestañas eran tan largas que ni siquiera ocupaban rímel.

Después, sacó su secadora y plancha para el pelo y empezó a secárselo.

Cuando termino con esto vio la hora… 7:15.

Le daba tiempo para ir a la cafetería y desayunar algo, así que cogió una sombrilla cualquiera y se dirigió a las infernales escaleras.

Cuando April terminó de bajar las escaleras se dirigió a la recepcionista.

 —Buenos días Camila — dijo April sonriente. La muchacha de la recepción era la misma que había estado el primer día que llego. Ya se habían hablado y prácticamente habían entablado una gran amistad en pocos días.

 —Buenos días April, ¿Cómo la pasaste ayer con tu novio? — Camila sonrió de una manera pícara pero dulce.

 —No es mi novio… es un compañero de la Academia, ni siquiera llevamos 3 días de conocernos… — dijo April avergonzada.

 —Ya… y ¿por qué te sonrojas? — dijo Camila mientras ponía una cara divertida.

 —Yo… yo… no me sonroje —.
  
—Ya, acéptalo… O es tu novio, o te gusta —.

 — ¿Cómo es posible que me guste si solo llevamos dos días de conocernos? —.

 —No lo sé — se encogió de hombros —Cosas del amor ¿no?

 —Tal vez… Bueno me tengo que ir, besos Cami — dijo April mientras se dirigía hacia la puerta.

 —Te mando otros April 

Cuando April salió de los apartamentos ya no llovía, estaba haciendo un poco de Sol, por lo que guardo su sombrilla en su gran bolso.

Caminó como por 5 minutos hasta que llegó a la cafetería.

Al entrar la invadió el olor del café y la vainilla, tenía tanta hambre que se comería hasta un caballo si con eso se quitaba está.

 —Hola, me puede dar un capuchino y un Beagle por favor — dijo April a la muchacha rubia que estaba vuelta de espaldas. Cuando se volteó no pudo evitar abrir la boca de la sorpresa, era la misma chica con la que Caleb había coqueteado y era la misma que la había tratado como basura.

 —Sí claro enseguida — dijo muy alegre y amable.

Seguro no me reconoció pensó April.

Después de unos minutos la muchacha bonita volvió y le dio su orden a April.

 —Aquí tienes son… $8,50

 —Gracias —April tomó la orden y se dirigió una mesa, pero antes de que pudiera empezar a caminar, la muchacha la tomo por el brazo.

 —Dime una cosa, ¿Tú eras la chica que venía con ese muchacho no? — pregunto la muchacha con una sonrisa en el rostro.

 —Esa soy yo, sí. 

 —Ah… ya veo y ¿son novios? — la muchacha le guiño un ojo a April.

 —Sí, soy la novia — Espera… ¿Qué acabo de decir? ¿Por qué lo dije? Dios la ducha me hizo muy mal…

 —Ah, con que suertuda ¿no? — dio una pequeña sonrisa — Me pareció agradable, un gusto mi nombre es Airin — le tendió la mano a April.

 —Oh… un gusto Airin, soy April — April no entendía nada…

 —Un gusto April.  

 —Oye, no te ofendas con mi pregunta pero… ¿Te querías ligar a Ca… mi novio? —
  
— ¿Yo? No, como crees. Ya tengo novio, lo que pasa es que me pareció que te quería dar celos un rato, por eso pregunte — dijo Airin guiñándole un ojo.

 — ¿Él me quería dar celos? —

 —Sí, entonces pensé, seguro son novios y ella se enojo y ahora quiere darle celos… Pero veo que no te diste cuenta ¿O me equivoco? —

¿Acaso no vio cuando me tiro el café encima? Pensó April.
  
—No, tienes toda la razón, fue un gusto hablar contigo Airin. Nos vemos después
  
—Hasta luego April — dijo Airin con una sonrisa en su rostro.

April se dirigió hacia una mesa y empezó a engullir su Beagle, el cual estaba delicioso.

Después de terminar, ella se encaminó hacia la puerta, segura de sí misma, pero al salir… Estaba lloviendo igual que cuando abrió sus cortinas, solo que peor.

April cogió su sombrilla, la abrió y empezó a caminar, buscando un taxi que la llevara. Pero nada… Tendría que caminar y llegaría chorreando agua por partes que ella ni siquiera sabía que podían chorrear.

Efectivamente, cuando April llegó a la Academia estaba calada hasta los huesos.

Tocó débilmente la puerta, al minuto salió Alfonso.

 —Hola señorita Aprilyn… — Alfonso la vio detenidamente y sonrío satisfactoriamente — Veo que esta empapada ¿no?

 —No vieras, es que me bañe con ropa puesta. ¡Obviamente me empape! No había taxis y… ¿me podría dejar pasar?

 —Oh si claro… — Alfonso se aparto para dejar pasar a April.

Cuando April entro, no pudo evitar notar que… Caleb estaba ahí y se veía jodidamente sexy. Llevaba un abrigo que parecía muy caliente, con unos pantalones negros y converse gris. Se veía perfecto.

Como si Caleb notará que April lo estaba viendo, se volteó y la miro boquiabierto.

 — ¡April! ¡Estas empapada! ¿Qué te paso? — dijo corriendo hacia ella.

 —Yo…yo… me fui con la sombrilla a buscar un taxi, pe…pero no había así que…

 —Te viniste caminando ¡Estás loca! ¡Te vas a enfermar! Si me hubieras llamado yo te tu hubiera traído

 —El problema es que no tengo tu número Caleb… — dijo April con una pequeña sonrisa.

 —Pues, ahora te lo doy… ¡Ten! — Caleb se quito el abrigo, quedándose con una camisa gris, que hacía resaltar sus abdominales.

 —No Caleb te vas a congelar — Ella retrocedió un paso, para no tomar el abrigo pero el dio otro paso entregándosela.

 —No me importa, además no tengo frío — dijo agarrando la chaqueta y ayudando a April a que se la colocara.
  
—Gra… —

 — ¡AY PERO QUE DI-VI-NO! SOS TODO UN AMOR CALEBCITO — dijo una voz lejana. April se asomó por el hombro de Caleb, creyendo que iba a ver otra estúpida chica muerta por él. Pero fue todo lo contrario… Era un chico, con peinado tipo a lo Justin Bieber, pantalones tubo y una camisa apegada al cuerpo color morado, además de llevar un suéter turquesa….
El muchachito empezó a acercarse hacia Caleb dando saltitos mientras que él gruñía una maldición.
  
—Oye C, ¿Por qué no me tratas así cariñito? — dijo el gay mientras movía a Caleb de un lado a otro.

 —Te dije… que no me dijeras cariñito… — dijo Caleb furioso.

 —Ay… pícaro entonces ¿Cómo quieres que te diga? Ya sé, mi pichoncito de fuego, o si no mi Darth Vader… — dijo con voz seductora lo que hizo que Caleb se estremeciera y April tuviera que ahogar una risita.

 —¿Por qué Darth Vader? ¿No se supone que Darth es feo? — pregunto April divertida.
  
—Sí, pero sin traje es sexy. ¡Como mi Caleb! — dijo tirándose encima de Caleb.

 —Te quitas por las buenas o te quito yo por las malas… — dijo Caleb volteándose con una mirada oscura en su rostro.

 —¡No! ¡Quítame tú! Si con eso me tocas guapo — dijo el gay guiñándole un ojo.

April no pudo más y soltó la risa, mientras que Caleb apretaba la mandíbula y le pegaba un puñetazo en la cara.

 —Listo te toque ¿Feliz? —Caleb caminó hacia el centro de la sala para esperar a la directora.

Cuando April ve la cara del pobre gay le ayuda a levantarse y lo miró con gracia.

 —Soy April, encantada y ¿tú cómo te llamas? — pregunta April amablemente.

 —Yo me llamo Gabriel, pero me puedes decir Gabri o Gabe linda — Cuando Gabe hablaba hacía gestos con las manos y movía la cabeza con cierta gracia y elegancia.

 —Bueno Gabe, con que enamorado de Caleb ¿no? —

 —Ay Dios, es que míralo, ¿acaso no está para comérselo? Es el sueño de todo gay. Y ven, acércate — hizo ademán con la mano para que ella se acercara —Ese pedacito de pan que vez ahí, es mío, no te metas… —

 —Y ¿qué pasa si me meto? —
  
—Nada, solo que… tendrás competencia — dijo dándole un guiño.

 —Bueno… está bien — dicho esto April se fue al lado de Caleb a esperar a la directora.

 —Lindo amigo, ¿Tú novio? — dijo April sonriente.

 —No mi amante — April se quedo atónita con esta respuesta y Caleb sonrío satisfactoriamente —Ya quisiera él, no, no es nada mío, es solo un estúpido estorbo gay, que me acosa… —

 —Mmm… ya lo note —
  
—Sí, disculpa que hayas tenido que ver eso —

 —Por mí bien, me hizo reír — dijo ella con una sonrisa pícara en su rostro.

 —Pero no tanto como yo o ¿sí? — April se sonrojo mientras que Caleb ponía la sonrisa pícara en su cara, cambiando de papeles con April

 —Oh, Buenos días chicos, es un gusto que ya estén todos aquí y… — La directora paso la mirada entre April y Caleb. ¿Por qué ella estaba mojada? Y ¿Por qué usaba su chaqueta?   Se encogió de hombros… cosas de muchachos.
  
—Buenos días directora —dijeron los tres al unísono.

 —Bueno chicos, Caleb me dio el informe de su investigación con la señora Rosa, y por lo que veo… No nos dio mucha información, pero casi se le escapa algo. Por lo que haremos lo siguiente. Gabe irá con ustedes hoy a la investigación, para detectar si la señora miente, él es del sector número 2 por lo que puede detectar mentiras, podrán presionarla, no podrá mentir y tendrá que ayudarnos.  — dijo la directora con cara firme.

 —Sí, directora — dijeron como soldaditos en un ejército.

 —Está bien, espero que ya se conozcan todos y pues… vayan, vayan —  la directora hizo ademán con la mano para que se fueran y se volteó hacia las escaleras.

 —Oh… y recuerden, tengan mucho cuidado — y sin decir más se fue.

Gabe fue dando saltitos hacia la puerta, y al ver que estaba lloviendo puso cara de angustia.

 —Cariñito, ¿Nos llevas en tu auto no es así? — pregunto Gabe moviendo las pestañas.

 —A April sí, a ti te dejo botado.  — dijo Caleb con la mandíbula apretada

 —Hay, pero que gracioso eres — dijo Gabe mientras salía por otra puerta, la cual April no había notado nunca.

Caleb empezó a dirigirse hacia la puerta, pero ella lo tomó por el brazo y lo detuvo

 — ¿Qué pasa April? — pregunta Caleb extrañado.

 —Gracias… —

 —¿Por qué? —

 —Por prestarme tu abrigo cuando estaba como un pollito mojado — dijo April sonriendo. Caleb se rió por lo que dijo ella, pero su sonrisa se desvaneció cuando ella le dio un beso en la mejilla.

 —Te la devolveré pronto ¿sí? —

 —Si quieres quédatela — Caleb sonrío — Si con eso me das otro beso, estaré feliz — su sonrisa se convirtió en una sonrisa atrevida y arrogante

 —Ya quisieras… — dijo April tratando de no reírse.
  
—Vamos miel de abeja.  
  
— ¿Ahora me vas a decir así siempre? —

 —Siempre que pueda — dijo mientras tomaba su mano y entrelazaba los dedos con los de ella. Amaba esa calidez de sus dedos juntos. Se sentía feliz con ella. Se sentía completo…

 *Friki: ¡Persona adicta a algo o alguien!
PD: Eso no es inventado por mí. Si existe :D

3 comentarios:

  1. Hola, tienes un blog precioso!!!.Te sigo y te invito a pasar por el mío, yo soy escritora en el puedes ver alfunos fragmentos de mi libro. Un beso y buen fin de año!!! Feliz 2012!!

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  2. Hola danisa! Claro ya me paso por el tuyo! Me encanta leer cosas escritas por otros asi que gustosa lo hare! Un beso e igual! Feliz 2012!

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  3. Osea amé a Gabe!!! JAJAAJAJAJAJAJA miau!!! que risaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa eso me gustó mucho, Mel seguro que este personaje me hará reír muchas veces. Jamás lo creí, osea me refiero que jamás creí un personaje gay en tu historia, siempre he creído que es bueno meter un personaje o personajes así pues es algo que ya es la vida diaria ya sabes? (una premicia, hay si no? jajaja pero en mi libro igual sale ese tema a relucir, de forma indirectamente directa)
    Me encantó y esa conversación que hubo en la habitación de los libros entre Ap y Caleb; maravilloso, sobre todo eso de que se siente vacía cuando termina un libro, como que necesita saber más, es algo que me pasa muchas veces a mí.
    Como que no quieres dejar el libro.
    Besos enormes y apenas me termine el capítulo 6 comento, me está encantado, Gabe vuelve a capturar mi atención, celoso y rival de Ap! JAJAJAJA love it!!!
    Besos enormes,
    R.

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