Capitulo 2
Cuando Aprilynne llegó a su habitación estaba
sudando más que Homero Simpson corriendo en una maratón.
Su maleta pesaba una tonelada y subir las
escaleras era una cosa… Pero subirlas con un yunque en mano es otra totalmente
diferente. Casi no podía respirar; había sido mala elección ponerse un suéter
grande y caliente con semejantes monstros.
— ¡Bendito
sea Dios! ¡Llegué, llegué! — grito April. Solo podía pensar en la canción
Halellujiah de Bon Jovi; había logrado sobrevivir.
— ¡Cállate!
Estamos tratando de dormir aquí — dijo una voz cercana
— ¡Son las
tres de la tarde! ¡DEBERÍAS DARME LAS GRACIAS POR SER TU DESPERTADOR!
Se oyó un gruñido cercano y no hubo más acción.
April metió la llave de su habitación en la
cerradura de la puerta, le dio una vuelta hacia la izquierda y entró…
Y vaya sorpresa, cuando observó un pequeño
apartamento muy… pintoresco. Esa fue la única palabra que se le ocurrió.
Consistía en una mini cocina con un microondas,
estufa, lavadero y una pequeña mesita para comer —suponía ella que era para eso
— con dos sillas alrededor.
También había una pequeña salita con un sillón
para dos personas y un televisor en mal estado.
El piso estaba tapizado en un verde oscuro y solo
la cocina tenía losas de cuadritos negros y blancos.
En la parte de la sala, April logró localizar dos
puertas, las que supuso eran del baño y su habitación.
Ella dejó la maleta en la sala y fue a la puerta
derecha, puso la mano en el picaporte y la abrió, viendo que era el baño.
Era pequeño, pero no diminuto. Estaba el inodoro
que se veía en orden, a la izquierda, al fondo en el centro, una bañera con
ducha…
Lo mejor de dos mundos
Y el lavamanos en una mesita. El piso era de
baldosas azul marino y las paredes eran de un color beige.
El
baño no esta tan mal, pensó April.
Luego fue a su habitación, la puerta de la
izquierda.
Al entrar se encontró con una cama Queen viendo
hacia la puerta, al lado de la cama, en los dos lados, tenía unas mesitas de
noche con unas lámparas pequeñas y blancas. En la mesita de la derecha se
lograba ver un teléfono gris en forma horizontal.
Al lado derecho de la cama había una gran ventana
con unas cortinas ajadas y un mini balcón al abrirlas.
Después de la ventana había otra puerta deslizante
que de seguro era el armario.
Y por último había un escritorio en la parte
izquierda de la cama, con un estante para libros.
—Por lo
menos mi habitación si está decente — dijo April, mientras empezaba a ver cómo iba a decorarla. Había traído todo tipo de cosas como cortinas, edredones, su
reloj preferido para colgar en la pared, su cuaderno de frases, todos sus
libros —que eran como mil —, su reloj para escritorio, pisa papeles y su
queridísima y a la vez odiada laptop.
April juraba que ese aparato tenía algo contra
ella, pero aun así la “amaba”.
Cuando iba a empezar a desempacar, sonó el timbre
de la Pantera Rosa en su celular.
Cogió su celular sin ver a la pantalla y contestó
—Hola mamá
— dijo April
— ¡Hola
April! ¿Cómo te fue en el viaje? ¿Estás muy cansada? ¿Ya almorzaste? Mira que
ya van a ser las 3:00 y si no has almorzado vas a terminar desmayándote del hambre.
—dijo Madeleine
—Muy bien
mamá, gracias. No estoy cansada; si ya almorcé en el aeropuerto y deja de
hablar tan seguido, me vas a provocar una jaqueca —dijo April haciendo una
mueca. Su madre se preocupaba mucho por ella, pero a veces resultaba ser un
poco sobreprotectora.
—Perdona
April. Oye amor… tienes que ir a la sede a las 3:30 y también…
— ¿Cómo que
tengo que ir a las 3:30? Me dijiste que tenía que ir hasta mañana y…
—No me interrumpas,
señorita. Tienes que ir, ¡vas o vas! ¡¿Me oíste?! ¡Si no vas, iré yo misma a
Seattle y te jalare de las orejas! —gritó.
—Está bien,
está bien. No hay necesidad para que recurras a la violencia mamá. Iré ahora
mismo… ¡Ah, casi se me olvida decírtelo!
—Ella sonreía mientras decía eso.
— ¿Ahora
qué? — dijo enfadada.
—Te amo,
mami — dijo April, ahogando una carcajada.
—Yo también
mi amor y… ¿Espera porque me lo estás diciendo? ¿QUÉ HICISTE APRILYNNE SKYE?
—Nada…
—dijo, aparentando inocencia—, lo que pasa es que hace unos minutos estuve a
punto de morirme por unas estúpidas escaleras y un yunque… Entonces quería
decírtelo mami. Adiós
— ¿CÓMO QUE
A PUNTO DE MORIR? ¡Aprilynne! ¿Qué hicis…?
Ella colgó dejando a su madre con la angustia.
Necesitaba cambiarse si iba a ir a la Sede…
Cogió su maleta y la abrió, para ver que se
pondría. Como ella estaba en el aeropuerto, solo se puso unos jeans y una
sudadera gigante, sin embargo, si iba a conocer a las mejores alquimistas del
mundo debía de verse decente.
La maleta de April, en realidad, estaba llena de
ropa vintage. Le encantaba, aunque era vieja era preciosa y tenía unos toques
especiales que hacían que le encantase. En Wisconsin —que era su estado natal—,
había pocas tiendas de ropa vintage, así que ella esperaba que allí pudiese
conseguir alguna que otra buena prenda.
Se puso una blusa de color beige, la cual era ceñida
al cuerpo, aunque las mangas eran sueltas. Tomó un jeans tubo y unas converse
All Star negras. Después de unos segundos, se vio al espejo que había en su
habitación. Se arregló su cabello, que era lacio pero que en las puntas,
formaban colochos. Se colocó brillo labial, se arregló las pestañas con rímel y
sus ojos verdes con delineador negro. Sombra de ojos rosado pálido que se notaba
muy poco. Se empolvó su nariz —cual típica señora de época—, y se dijo que
estaba lista.
Cerró la puerta de su apartamento y se dirigió a
su mayor temor…
Las escaleras.
Después
de unos quince minutos.
April estaba embobada con la fachada de la Sede.
Era una gran casa victoriana con una puerta
gigante y ventanales hermosos. El lugar era de color negro y tenía unas rejas
alrededor del edificio, además, estaba rodeado de unos jardines preciosos y
bien cuidados con rosas, margaritas y dientes de león.
Llegó a la puerta y observó que tenía un mini
objeto colgante en la puerta en forma de U.
Decidida, lo agarró y tocó debido a que —al
parecer—, no había timbre…
Cuando se abrió, apareció un señor alto, delgado y viejo.
Seguro
es el mayordomo…
—Buenas
tardes, muchachita ¿Qué desea? — preguntó.
—Buenas
tardes. Disculpe, busco a la señora Magdalena Sprote — respondió April.
—Y ¿para
que la ocupa?
¿Y
a usted que le importa?
—Asuntos
para entrar a la academia, señor
—Oh… Ya veo
—le dio una mirada aburrida— ¿Marca?
—¿Marca? Un
toyota —ella le vio con cara enfadada— ¡Ni que fuera carro!
—No,
señorita insolente. Me refiero a su marca de nacimiento
—Ah…
Perdone. —April se levantó la manga y le
enseñó la marca en forma de estrella en su muñeca.
—Muy bien…
—él le revisó de cerca. Cuando estuvo seguro de que estaba bien, asintió
—Puede
pasar, muchachita
—Gracias —
dijo April mientras lo veía a la cara.
Este
señor es más serio que un burro en lancha
Finalmente, entró y
volvió a quedarse atónita.
Al entrar se lograba ver un espacio en donde se
encontraban unas escaleras gigantes que se partían en dos lados: izquierdo y
derecho. En el techo se apreciaba un gran candelabro —muy elegante—, con puras
piedras preciosas y… en el suelo, una gran alfombra negra que dirigía hacia los
peldaños.
Le pareció gracioso ver que, debajo de las
escaleras, había dos grandes puertas que decían “SOLO PERSONAL AUTORIZADO.”
April estaba tan sorprendida con la belleza del
lugar, que ni siquiera se dio cuenta de que en las escalerillas, se posaba una
señora de unos 50 años de edad, que aparentaba tener 30. Delgada, alta, con
piernas larguísimas y cabello color negro azabache, recogido en un moño
recatado.
—Bienvenida
Aprilynne, estábamos esperándote querida —dijo la señora
—Oh muchas
gracias. Disculpe que me haya atrasado, lo que pasa es que en el camino había
un perro gigante que media como dos metros y empezó a seguirme… ¡Estaba muerta del miedo! Pensé que me iba a
comer, porque aunque parezca mentira, tenía una bocota del tamaño de un yeti y…
—hablaba rápidamente, de pronto muy torpe. La mujer la hacía poner sus nervios
de punta, pero dejó de hablar inmediatamente al ver su expresión.
—Está bien,
querida. No te preocupes — le dijo mientras bajaba las escaleras y se dirigía hacia
ella.
—Bueno,
está bien
La señora no le parecía de fiar, así que decidió
leerle los pensamientos. Se concentró unos segundos en su cara, luego en su
cabeza… Hasta que juraba que podía verlo y oírlos.
—Pobre
niña, debe estar tan asustada. A ver Magda, mantente firme— pensó Magdalena.
Ohh…
no es tan mala. Vaya, es muy cierto el dicho de “no juzgues a un libro por su
portada”
—A ver… yo
soy la directora de la Academia, niña. Por el día de hoy, solo quería
conocerte. A partir de mañana vendrás a las 8:00 am para un recorrido en las
instalaciones y, luego te explicaremos las misiones que tendrás que hacer con
tu compañero de trabajo
— ¿Compañero?
—April le vio con cara confundida— Disculpe, pero yo tenía entendido que solo
somos mujeres.
—¡Oh no, querida!
Todas somos mujeres, excepto él y otros más. C es una excepción — dijo la
directora sonriendo de oreja a oreja
— ¿Así se
llama? ¿C? —preguntó ella, extrañada.
—¡Claro que
no! Le decimos así de cariño. Él se llama…
—¡Directora!
Necesitamos que venga con nosotras en este instante, por favor — le dijo una
muchacha que apareció de la nada.
—¿Ah? ¡Ah,
sí un momento! April dime una cosa, ¿cuál es tu especialidad?
—Mi
especialidad es leer mentes, directora.
— ¿¡Leer
mentes!? Vaya, vaya… —le dio una mirada escrutadora—. Eres una de las pocas que
tiene esa habilidad. Entonces harás las misiones del tipo 1. Al fin podremos
empezar.
— ¿Misiones?
¿Cuáles?
—Disculpa,
cariño, me tengo que ir. ¡Mañana te explico! Adiós — y se fue corriendo en sus
tacones de punta de 10 centímetros.
La
directora es muy… peculiar
Ella se dio cuenta que inconscientemente había
cogido un mechón de cabello y empezó a
enrollárselo en su dedo. Que maña que se le había hecho…
—Me vendría bien un café, me parece que vi un
Starbucks en la plaza por mis apartamentos. Iré ahí, necesito mi dosis de
cafeína— se dijo April a sí misma. En realidad, el café era su adicción.
Siempre tenía que tomar un poco.
Se dio la vuelta, se despidió educadamente del
mayordomo malhumorado y se dirigió a su destino. Café.
15
minutos después…
—Buenas
tardes, quiero un capuchino por favor —le dijo April.
—Sí, en un
momento está —respondió el muchacho del mostrador.
Era un chico regordete, con frenillos y muchísimas
pecas. Además era de cabello castaño. Se le veía serio, enojado en otras
palabras.
—Tenga
—Um…
Gracias
Con su dosis necesaria, se dirigió a la puerta,
pero cuando iba a abrirla la abrieron antes que ella, haciendo que el café se
regara en el piso y hasta en sus zapatos.
— ¿Qué
demoni… — gritó April, hasta que los vio.
Vio unos preciosos ojos grises con destellos azules,
para después ver un cuerpo para morirse; delgado pero musculoso y unos brazos
torneados maravillosos. Alto, piernas largas y un cabello negro con un corte
corto, pero perfecto.
Sus ojos se engancharon hasta que el muchacho
reacciono.
—Perdona,
preciosa ¿estás bien? —le preguntó él.
—Um… sí, sí…
gra…gracias — dijo April. ¿Por qué estaba tartamudeando?
Vaya…
vaya… chica nueva, pensó él.
—Me alegra,
disculpa no vi donde venía. Soy Caleb y ¿tú, linda? — preguntó Caleb revisando a April de arriba
hacia abajo.
Chica
nueva, pero hermosa y tímida. Mmm… delicioso. Presa fácil
—Me llamo
Aprilynne y… ¡Hey! Mi cara está aquí, no abajo —le reprendió enfadada. Había
leído sus pensamientos y no le gusto nada lo que oyó. ¿Chica tímida? ¿Presa
fácil? ¡Ya vería como no era presa
fácil!
—Oh, yo… —la
vio aturdido. Ninguna chica le hablaba de esa manera—, estaba viendo tu ropa.
Espero disculpes mi descuido. Si me dejas, te compró otro café
—Vale.
Mientras se dirigían al mostrador de nuevo, April
se fijó que ya no estaba el muchacho amargado. Ahora se encontraba una chica
muy linda de ojos azules y cabello rubio.
Caleb la revisó de arriba hacia abajo.
—Hola,
hermosa. ¿Me das un capuchino y un café
late? —Él le guiño un ojo a la chica.
—Claro,
enseguida, guapo. — dijo ella, sonriendo de oreja a oreja
Que
idiota, pensó April.
Pero es tan lindo, hay algo en él que me hace querer darle un beso de la nada Además, esa chica no estaba tan linda… Le dijo
“hermosa” por compromiso… Su nariz es un poco estrecha y… ¿Qué? ¿Por qué estoy
pensando eso? ¿Siento celos? No… yo no tengo celos, solo que yo soy más linda
que esa chica o ¿no? ¡Genial, tengo celos por un desconocido!
April rodó los ojos y Caleb la vio
¿Qué hay con esta chica? Ni siquiera me
presta atención
—Aquí
tienes, lindo — dijo la muchacha entregándole el café a Caleb y tirándole a
April el capuchino.
—Gracias, nena
April volvió a rodar los ojos.
—Am… Muchas
gracias… —fingió pensar unos segundos para acordarse de su nombre y hacer como
si hasta en ese momento lo recordara—Carlos .
—Es Caleb —le
corrigió, extrañado. Ninguna chica se había olvidado de su nombre.
—Eso Caleb,
perdona. Bueno, adiós —Y tomando un sorbo de café, se dirigió a la puerta.
Antes de irse Caleb no se resistió y le leyó la
mente.
Que
idiota ese chico, se cree lo mejor del mundo. Arrogante ese. Pero… Era tan
apuesto y su actitud de malote… Joder, me gustó.
¿Me
cree arrogante? ¿Yo, Arrogante? Pues sí, soy arrogante… Y esa es una de mis mayores ventajas,
pensó Caleb, poniendo una sonrisa atrevida en su rostro.
Abrió la puerta, mientras le daba una última mirada
a la joven de ojos azules y se fue.
Esa
chica caerá a mis pies
By,
Ay Meli me reí tanto con eso de la marca y el toyota xD jajajaja!! Te pasaste! Y lo peor de todo es que todos en mi casa ya están dormidos porque es como media noche y mi risa sonó como trueno ( menos mal afuera está lloviendo)
ResponderEliminarEntonces, con que guerra de pensamientos, eh?
Suspiré tranquila cuando me enteré de la existencia de Caleb en la escuela... Huy aleluya!! Hombres!!! Jajaja
Muy divertido, quiero la vida de April, la mía es aburridicima en comparación, me tatuaré una estrella y haber qué pasa ;D
Jajajaja xD! La marca... cuando lo escribi paso un toyota por la calle y yo estaba viendo a la ventana y yo O.O!!! TOYOTA jajajaj xDDD! Que dicha que te hice reir^^! Ese es un peque;o proposito mio hacer reir!
ResponderEliminarJajaja EXACTO HOMBRES!(aunque luego te vas a enterar de que hay mas que hombres xD)
jajaja :P Si yo tmbn quiero la vida de April -.-! QUIERO SER ALQUIMISTA jajajaja :P
Que dicha que te haya gustado^^! espero te siga gustando! Besotees!
Jajajaajajaj hay muchas partes que me dieron risa, lo que te comenté el nombre de Caleb es muy fuerte me gustó ese name!!!
ResponderEliminarY lo del taxista al principio no me sentía muy convencido pero apenas llegó a su departamento de nuevo capturó mi atención.
Besos enormes.
R.