No te dejes ver.
No dejes que vean que te afecta.
No dejes que vean cómo
te afecta.
No dejes que observen tu dolor.
No puedes dejarlos…
Lo único que harás, será darles satisfacción.
Esconde esa mueca, me digo a mí misma, escóndela de ellas.
¡Que no la vean, por Dios Santo, que no la vean!
“¿Por qué no he de verlas?” pregunta mi otra voz. La de
mi cabeza. Yo endurezco mi mandíbula, sintiéndola quemar.
“No deben verlas, porque sabrán que me afecta. Sabrán
que me lastiman. Soy demasiado orgullosa, como para dejarme ver. No pueden… no
deben”.
Mi mente se queda en silencio. Frío. Aleatorio. Espero,
espero por una respuesta, por algo que me diga que estoy equivocada.
Nada me contradice.
Me echo en la silla, fría, igual que mi cabeza. La
golpeó, tratando de volver a la vida. A lo que sucede a mí alrededor. No puedo.
No quiero.
No debo.
¿Por qué lo hacen? ¿Por qué me apartan así? ¿Qué es lo
que hice mal?
¿Qué es lo que hago mal?
“Son tus defectos”, grita la voz de mis pensamientos,
esa estúpida que ahora decide aparecer, maldita “Sí, son todos esos. ¿Por qué
eres tan pesada? ¿Por qué no te callas, cuando debes hacerlo? ¿Por qué no eres
normal, como todas? ¿Por qué no mantienes tu boca cerrada? ¿Por qué siempre
buscas explotar la verdad? Ese es tu problema. Eso es, por eso todo es así”.
Cierro mis ojos y me sacudo, tratando de no escuchar.
¡Es cierto, lo sé! ¡Maldita sea, lo sé! Pero sigue doliendo, porque sigo
tratando de no hacerlo…
Y no puedo.
¿Acaso no lo ven, no analizan que mi naturaleza es así?
Debo hablar. Siempre hablo cuando creo que algo sí es justo. Jamás me callarán,
no puedo serlo. No soy pesada, no lo soy, pero llego a ser más madura y… eso
molesta. ¿Es eso? ¿Será eso lo que me hace así? ¿Será por eso que…
…nada es ya igual?
“Tal vez sí”, susurra, maliciosa. “Tal vez tú eres la
culpable. Tal vez, tú has cambiado. Tal vez, te has dejado llevar”
Rio sin humor, pareciendo cínica.
Mierda, debo lucir como una esquizofrénica.
Puede ser eso. He cambiado. Lo sé. Lo supe desde hace
tanto tiempo…
Pero mis cambios no me desagradan. Me han hecho quién
soy. No son infundados. Se me ha enseñado suficiente. Lo sé. Lo saben. Y estoy
harta. Harta de preocuparme por eso, cuando debo hacerme a la idea de que no es
verdadero y que, lo que alguna vez creí que fue así, ya no lo es. Pero yo soy
verdadera. Yo sé qué hacer.
Me levanto de dónde sea que estoy y camino hacia
delante, con la cabeza hacia arriba. Puede que yo haya cambiado. Puede que mis
defectos sean los culpables. Puede que la gente esté tan ocupada en fijarse en
los míos, que antes pensar en criticar los suyos. Puede que me critiquen,
haciéndose a la idea de que yo no lo sé, cuando sí lo hago, pero no me importa.
Yo sigo. Yo camino recta, orgullosa, porque soy como soy. Soy como deseo ser y
me gusta ser así. Nadie me calla. Nadie me hace pensar algo de lo que estoy
convencida. Nadie me detiene. Nadie me hace depender de esa persona. Nadie me
hace nada, porque yo soy cómo he decidido ser…
Y me encanta ser como soy.
Sí, amo ser como soy.
Me encanta como eres. Estoy totalmente de acuerdo. Xoxo
ResponderEliminarAaljsdlsjdljsld, aiiins *-*!!!! MIL GRACIAS, LINDA♥ Me sacaste una sonrisota :3
EliminarTeeeeeeee mando besos y apapachos♥
Mel(: