6/22/2014

Di adiós al príncipe azul y dile hola al sapo verde.

Estoy harta de los clichés. Cansada de las mentiras e idealizaciones. Hoy no quiero escuchar más sobre príncipes azules y chicos perfectos.

Hoy, señoras y señores, vengo a destruirles el mundo de fantasía en el que muchos —me incluyo—, hemos decidido vivir.

Queridas mujeres: no hay hombres perfectos. Dejen de esperar a ese dios griego de músculos gigantescos y cara esculpida que las haga suspirar con cumplidos y frases perfectas, porque, ¿sinceramente? Es pura mierda.

Ya sé, crudo, ¿no les parece? Y sin embargo tan cierto. Todas sabemos que es verdad y que los libros, películas y telenovelas nos han nublado tanto la mente y la vista que no podemos caer en cuenta de lo que es cierto. No existe persona perfecta, por lo que, ¿cómo un hombre lo va a ser? No hay un señor del sexo opuesto al que no le encontremos defectos. ¡Es simplemente imposible! La cosa es caer en la realidad y ver que hay chicos allá afuera que valen la pena. Que son lindos, dulces y aprecian a una mujer de verdad. ¿Guapos? ¡GENIAL! ¡Puntos extra! ¿Sonrisa encantadora? Ah, flechazo. Pero, ¿buen corazón? Eso es lo que conquista. Lo que importa: lo que realmente debemos buscar.

Deberíamos dejar de concentrarnos en cretinos con la excusa de que “los haremos cambiar”. Después de todo, ¿no se dice que el amor no le pide al otro que cambie, porque nos enamoramos tal como era? ¿No se nos recomiendo en revistas tipo Seventeen y Cosmopolitan que jamás nos transformemos por un hombre, porque debemos gustarle por quienes realmente somos? Y si nos convencemos tanto de ello, ¿por qué les pedimos a ellos lo contrario? ¿Qué dejen de ser quiénes han decidido ser para estar con nosotras? No hay tal cosa, eso siempre lleva al fracaso. Hay que aprender que, el que es correcto, lo será porque está destinado a ser así. No porque lo hayamos hecho cambiar, no porque se ejercitara para gustarnos más, sino porque… porque nos enamoró su verdadero yo.

La verdad es que —y me reitero—, no hay príncipes azules. Solo hay sapos. Sapos verdes y arrugados, cuyas imperfecciones son lo que los hacen atractivos y extrañamente adorados. Se enojan, van a dejarnos ir algunas veces, no nos van a perseguir al aeropuerto si queremos irnos del país. No esperen que recuerden todo: van a haber ocasiones en las que se les olvidará uno que otro aniversario y tal vez nos griten. Nos decepcionarán, nos avergonzarán, nos dirán que estamos locas y que no nos entienden.

Se irán.

Pero muchos harán lo que en las películas no se menciona. Algunos volverán cuando recapacitan. Demasiados hombres te consolarán mientras lloras sin razón. Sabemos que existen esos que van a la tienda a comprarte toallas por el simple hecho de que te aman. Están los caballerosos, los que te celarán, te adorarán como si no hubiese mañana. Existen, no están extinguidos, pero son los mismos que mencioné arriba. Esos que romperán tu corazón. Aquellos que no nos seguirán. Los que nos dejarán ir, pero luego volverán. Son lo que hay. No príncipes, no caballeros de brillante armadura…

Solo ellos y, ¿sinceramente? Tenemos que estar bien con eso. Dejar de decir que “todos son iguales” y por favor, detenernos ante la necesidad de afirmar que son idiotas y brutos. ¡Son hombres! ¡Son seres humanos! ¡Sienten, se confunden, se pelean consigo mismos! No nos entienden tanto como nosotras no los entendemos y aún así, contéstenme con la verdad…

¿Qué haríamos sin ellos? ¿Sin su valentía para matar arañas y sus brazos fuertes? ¿Sus cumplidos desprevenidos que nos hacen sonreír? ¿Qué sería del mundo sin estas personas que sabemos, nos hacen felices? Nada. Así que hoy vamos a dejar de fantasear tanto. Hoy caeremos en la realidad. ¡Hoy nos encargaremos de buscar en el interior de cada uno y darnos cuenta que…!

El verdadero príncipe no tiene que ser azul, sino tal vez verde, como el sapo que, con un beso, nunca se convirtió en alguien perfecto.


Creo que como chicas tenemos el cerebro tan lavado que realmente creemos que existe un príncipe encantador. No hay tal cosa como un chico perfecto, pero en el momento en que te enamoras de él, ahí es cuando se convierte en alguien perfecto. Y ese es nuestro "príncipe encantador"

5 comentarios:

  1. Una entrada maravillosa, como siempre. Me encanta tu estilo y me encanta como escribes unas entradas únicas. Ya te lo he dicho, pero lo repito: nunca me cansaré de leerte.

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  2. Hola!
    Tienes toda la razón del mundo dicendo que el hombre perfecto no existe, así como la mujer perfecta tampoco.
    A una persona hay que quererla con sus defectos y cualidades, ¿no es así el amor?
    Besos :)

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  3. Hola. Tiene mucha razón yo siempre digo, a ver, el tío modelo de los libros o series en la vida real solo saldría con una anoréxica de pechos operados, y como bien dices hay tíos más normales, que pueden ser muy buenas personas
    un beso

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  4. ¡Hola! Me ha gustado muchísimo esta entrada. Yo siempre he pensado igual. Tenemos las expectativas por las nubes, pensando que vamos a encontrar al chico perfecto con los que soñamos gracias (o por culpa, según lo mires) a los libros y las películas "ñoñas" que suelen irnos a las chicas. El caso es que cuando nos topamos con la realidad la rechazamos porque esperamos eternamente a un chico que nunca llegará. Tu entrada me ha llegado, de verdad.
    Aprovecho para decirte que me encanta tu blog y que por ello te he nominado a los Liebster Awards en el mío. Pásate por aquí para más información (uy, eso me ha sonado muy a cajero de supermercado >.<) http://silenciosentrepaginas-libros.blogspot.com.es/2014/06/nominada-los-liebster-awards.html

    Un beso :)

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  5. ¡Hola! No podía estar más de acuerdo con esta entradam y mira que hay veces que yo me empeño en buscar a alguien perfecto pero luego pienso: ¿Y qué gracia tiene eso? Ni siquiera estoy segura de que pueda existir alguien así. Si a mí nadie me exige ser perfecta, ¿por qué voy a tener que exigirle yo a alguien que lo sea? No, no y no. Y además es cierto esode que si nos enamoramos de alguien no debemos pedirle que cambie, porque si se lo pedimos significa que realmente no estamos enamoradas de esa persona, sino que estamos esperando a enamorarnos de la persona en la que se va a convertir.
    Me ha encantado la entrada, y me encanta la forma en que lo expresas. ^^
    ¡Muuuuuchos besazos!

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