You talk to me as if from a distance
And I replay with impressions chosen…
From another time
--Brian Eno.
April estaba acurrucada en un fuerte y suave
pecho, con un inconfundible olor que la adormilaba y enamoraba. Caleb por su
parte estaba dormido en los cabellos con el suave aroma que tanto le encantaba,
miel, muchísima miel. La pareja se encontraba en un profundo sueño, en el gran
sillón de la enfermería. Y, ¿Cómo no se iban a dormir, si habían pasado cuatro
horas esperando por una noticia que… no llegaba?
La noche era fría, como el pasillo en donde se
encontraban. Pareciera que el mundo entero se había enterado de la operación de
Gabe, debido a que, el silencio emanaba en todo el pueblo. Nadie hablaba, nadie
hacia ruido, todo el mundo dormía, tranquilos en sus acogedoras casas, a excepción
de los doctores en la sala de operaciones.
La
operación estaba muy complicada, ya eran las 11:00 de la noche, y no habían
logrado terminar con el brazo de este paciente tan extraño. La bala estaba
enredada entre el tendón del músculo, haciendo muy difícil sacar la gran bala,
de lo que suponían ellos había sido de una metralleta. Si hacían un movimiento
en falso, podían dejar a Gabe sin posibilidad de mover el brazo y la mano
derecha. Estaban sudando; perder a una persona era una cosa, pero perder a un
alquimista era lo peor que les podía ocurrir, no querían esas consecuencias…
Sin duda no las querían, tenían que salvar a este muchacho.
—Pásame las pinzas con el bisturí, sostén el
tendón B.4 y corta el pellejo cerca del R.9—indicó la doctora a uno de sus
asistentes. Con las pinzas en mano, trató de sacar la bala, ésta impulsada por
la herramienta, salió un poco a la superficie. El objeto estaba resbaladizo, y
cada vez que las pinzas lo tocaban se deslizaba
de ellas, haciéndole el trabajo más difícil.
—Mary, mete la mano ahí. Sí, perfecto— dijo mientras
movía un poco más la bala. Con un pequeño empujón, está logró salir del tendón
como si fuese impulsada con un cohete. Todos en la sala suspiraron aliviados,
por lo menos ya no había bala, ahora solo tendrían que sanar el tendón y
estarían listos.
Empezaron a sanar el
músculo lastimado, pero, había un problema…. ¿Por qué estaba tan inflamado?
Caleb abrió los ojos
mientras se acostumbraba a la luz de la sala, aturdido; bajó su mirada para ver
la hermosa cabellera de April debajo de él. ¿Qué hora era? Se fijó
cuidadosamente en su reloj para no despertarla. 11:30 de la noche.
Era muy tarde,
demasiado tarde para su gusto. Mañana tenían que venir a la Academia temprano,
y desvelarse no era una opción, pero no podía levantar a April, se veía tan
cómoda, y no iba a ser tan ingrato. Decidió quedarse en la misma posición
mientras esperaba que pronto saliera alguien con noticias.
Dos minutos después
sonó por todo lo alto la canción “Don’t stop ´til you get enough” de Michael
Jackson. Con un salto, ella se despertó. Trató de estabilizarse un poco y miró
hacia su alrededor, para luego ver el rostro de Caleb, divertido por su
reacción. Instintivamente, ella se llevó la mano al bolsillo y sacó su celular
para contestar a ¿Quién más? Scarlet…
—Perdona, es Scar—
dijo April mientras se alejaba para contestarle a su mejor amiga.
—Tranquila—contestó
él mientras se relajaba en el sillón.
—Hola, Scar, ¿Cómo
es…
—¡Aprilynne Skye! ¿Se
puede saber donde estás a estas horas de la noche señorita? No trates de negar
que no estás en tu apartamento, porque sé que no lo estas, te llamé allí y no
contestaste. ¿Qué estás haciendo? ¿Estás de contrabando? O lo que es
peor…—Scarlet hizo una pausa dramática, y se llevó una mano al pecho al otro lado
del teléfono— ¿ESTÁS EN UNA FIESTA CON ESE SEXY DE AYER Y NO ME LLEVASTE? ¡Oh
Dios! ¡Desfalleceré, esa es la peor desacatación del reglamento de mejores
amigas para toda la vida, niña! Me decepcionas, linda. Yo que pensaba que…
—¡Scarlet! ¿Pero qué
te pasa estos días?, hablas más que un bebé después de aprender a hablar. No
estoy en ninguna fiesta, y obviamente te hubiese llevado. Además, ¿A ti qué?
¿Ahora eres mi mamá? ¿Para qué llamaste al apartamento? Es más ¿Para qué estas
llamando? Ayer te mande un correo…
—Sí, sí. Ya sé que me
enviaste el correo, y ya lo respondí, pero recuerda que cumples años el
domingo, mi pequeña ragazza. Y eso no se planea por correo, ¿Qué vas a hacer el
domingo? ¿Cómo lo vas a celebrar? Vas a estar sola ¡SIN MI! Sé que lo pasarás
fatal… Si quieres contrato a unos chicos para que lleguen en la noche a tu
apartamento y…
—¡No Scarlet! ¡Ni se
te ocurra hacer una cosa así! Ni siquiera me acordaba de que cumplía años el
domingo, no sé qué haré para ese día, seguro tendré que venir a la Academia… No
lo sé, luego te diré, cuando averigüe bien.
¿Cómo van las cosas por allá? ¿Ya decidiste a que Universidad irás?—
preguntó April, tratando de cambiar el tema. Si bien, amaba a su amiga, ella
era sin duda una de las chicas más locas que había conocido en su vida.
—Más te vale decirme,
señorita. Acá, todo bien. Aún estoy debatiéndome entre la Universidad de
Washington o Lincon. Aún no lo sé… ¡Por cierto! Ayer hable con tu madre, dice
que no la has llamado en estos días. Deberías llamarla, se le ve muy triste sin
ti.
—Sí, debo llamar a
mamá. Mañana sin falta la llamaré. Tómate tu tiempo con la Universidad,
Scarlet. Pasarás varios años de tu vida en ellas. — April se volvió para mirar
a Caleb. Estaba totalmente concentrado en la puerta de Emergencias, como si
pudiese atraer a la doctora con una sola mirada.
—Sí, sí, sí, no te
pongas regañona. Oye, aún no me has respondido que haces fuera de tu
apartamento, y tampoco si estás con…—Mas April ya no la escuchaba, tan solo
darle una mirada a Caleb y ya no podía oír lo que había a su alrededor. Estaba
muy pálido, se le veía demacrado, y tenía una pequeña cicatriz en la mejilla
que lo hacía ver tremendamente sexy, pero claro… ¿Cuándo no? Como si él
sintiera que lo estaban contemplando, giró su cabeza, para encontrarse con la
mirada de ella. Por su rostro cruzó una sonrisa arrogante, consciente de que
ella no podía quitarle los ojos de encima y, de que además, había dejado a
Scarlet hablando sola.
—¡HEY! ¡TIERRA
LLAMANDO A APRIL! ¿Estás con él no? Seguro que en este momento no me hablas
porque te quedaste mirándolo como bruta…—Scarlet esperó a que April contestara,
y al ver que no lo hacía, usó su última táctica— ¡LIBROS!
— ¿Libros? ¿Cuáles?—
preguntó ella sorprendida. ¿Qué había dicho Scar? Ahh si… ¿Le había dicho
bruta?
—Ningunos, tonta. Es
que no contestabas. Ahora responde ¿Tenía razón no?
—Sí, sí. Tenías
razón, me quedé embobada. ¿Qué comes que adivinas, corazón?
—¿Yo? Solo Dios sabrá
que es lo que me da mi mamá. Creó que me quiere envenenar, pero al parecer solo
me está dando súper poderes para conocerte como la palma de mi mano. Ahora,
¿Qué haces con él? Mira que si eres una pichonzuela. Me imagino la escena. Los
dos; solos, en una cena romántica, bajo la luz de la luna, y con unas cuantas
velas. Entonces se ríen, y él se acerca a tu rostro para besarte. ¡ESE BESO TAN
ESPERADO! Y cuando sus labios se van a rozar… ¡Suena el teléfono! Y ¿Quién será
la hermosa chica que llama? Pues nada más y nada menos que… Redoble de tambores,
por favor—Scarlet hizo una muy buena imitación de tambores— ¡SCARLET! ¡La mejor
amiga del mundo enterooo!
April no pudo evitar
soltarse a carcajadas, al igual que para su curiosidad, lo hizo Caleb. ¿Estaba
escuchando todo?
—No, Scar. En eso te
equivocas hasta la médula. Un amigo de la Academia está herido y estamos
esperando los resultados de su operación. Lo lastimaron en la misión y tenemos
que aguardar.
—Oh ¿Herido? ¿Misión?
¿No iban a visitar solo a una viejita? Y ese amigo tuyo ¿es sexy?
—Scar… Quítate esa
idea de la cabeza que es gay.— Se oyó un pequeño grito al otro lado de la
línea— Esa era la misión inicial, pero cambiaron de idea y casi nos matan a
balazos.
—¡Mierda, April! ¿¡A
balazos!? Ten cuidado, que si te matan me quedó sin genio. Sin la mitad de mi
sandía. Sin la mitad de mi chocolatito de menta.
—Sí, sí Scar. Lo sé.
Ahora tengo que colgar, que hemos hablado como media hora… eres una lora ¿lo
sabías? Mi cuenta me va a llegar a 100.000 dólares este mes.
—Bah, que delicada
¿eh? Pero está bien, hablamos luego. Disfruta con ese novio tuyo. Luego me
cuentas detalles. Adiós, Te amo. Que no te piquen los mosquitos. Que sueñes con
los angelitos. Osea yo. Espero que Johnny Deep aparezca en tu habitación en la
noche y se cumplan todos tus deseos. Chao, chao. Un besote muñeca
—Yo también, Scar.
Sueña conmigo, como siempre lo haces. Espero que Leonardo di Caprio versión
Titanic, se aparezca en tu habitación y te hunda en el océano con él. Bye, bye.
Te mando otro.
—¡Estúpida! Ya me estás
mandando a matar.
—Te mando a matar con
el amor de tu vida ¿Qué más quieres?
—Cierto… Bueno,
adiós. —Y colgaron. April se quedó admirando su celular. Sin duda su amiga era
la mejor de todo este mundo. ¿Cuántas personas podían hablar con esa facilidad,
la una con la otra? No muchas.
Se volteó para ver a
un Caleb con una cara muy, pero muy divertida.
—¿Oíste toda la
conversación?—preguntó ella, mientras se sentaba a su lado.
—Sip. —Contestó él
relajado.
—Y eso ¿Por qué es?
—Umm… yo…—Se pasó una
mano por el cabello.—Por cierto. Los fines de semana no tienes clases. Además
no sabía que cumplías años el domingo.
—Oh eso… Si. Gracias.
—¿Quieres salir
conmigo el domingo?
—¿Cómo en una cita?
—Sí, eso mismo. A
menos de que tengas más planes con… No lo sé… ¿Tú novio?
—¡No! No tengo novio.
Me encantaría salir—dijo April demasiado rápido para su desgracia.
¿Había sonado desesperada?
—
¡Perfecto!
El domingo será. — dijo Caleb, con una sonrisa radiante, sin embargo maliciosa.
El
plan perfecto, sin duda.
—Y… ¿A dónde iremos?—
preguntó.
—Sorpresa—Le guiño un
ojo coquetamente.
—Bueno… Solo espero
que sea buena…
—Claro que sí,
¿Cuándo te he fallado?
—A ver…— Pero antes
de que pudiera responder, se abrió la puerta que tanto habían esperado, saliendo
de ella, la misma doctora de antes con cara exhausta y sudor que le salía de la
frente.
Ambos se levantaron
expectativos por la respuesta. Ella les hizo un gesto para que se sentaran y sólo
escucharan.
—Hola chicos…
— ¿Cómo está? ¿Salió
todo bien? ¿Qué paso?— pregunto April ansiosa. No tenía un buen presentimiento.
Sentía que algo no venía bien…
—Él está bien. La
operación ha sido un éxito… Pero hemos tenido unas complicaciones y pues hemos
tardado más de lo pensado. La bala estaba tan metida en su brazo por lo que fue
muy difícil sacarla, pero lo logramos.
— ¿Es todo? ¿No hay
algo más que no haya dicho?—preguntó ella perspicaz.
—Bueno… —la vio
vacilante—.Cuando sacamos la bala, el músculo estaba muy lastimado. Tuvimos que
sanar, mas, hay un problema. En este momento su brazo no responde a su cuerpo.
Puede que sea temporal o permanente, con el tiempo lo sabremos. No se
preocupen, creo que estará bien. El cuerpo está recibiendo adecuadamente la
sangre que le transferimos, por lo que pensamos que estará bien para mañana.
—¿Podemos entrar a
visitarlo?—dijo Caleb, relajándose un poco. Estaba totalmente tenso por la
noticia.
—Será mejor que lo
hagan mañana. Está agotado. En este momento está durmiendo, será mejor que no
se despierte.
—Está bien. Vendremos
a verlo mañana por la mañana. —dijo ella, decepcionada. Esperaba poder verlo en
ese momento, no después.
—Disculpen,
pero me debo ir. Ha sido un día cansado ¿no? Hasta después—dijo la doctora
mientras desaparecía por la puerta.
April y Caleb se
quedaron unos minutos en silencio, procesando la información que les acababan
de dar. Estaba bien… Eso era lo que importaba
—Vamos, guapa. Te
llevó a tu apartamento.
—Sí, gracias— dijo
ella mientras se levantaba del asiento. Estaba agotada, se iba a dormir en el
suelo si no se iba rápido.
Él se levantó a su
vez y la agarró de la cintura para llevarla consigo. Ella posó la cabeza en su
hombro y se dejó llevar.
Pasaron la puerta
para ir a la recepción y Caleb paró en seco.
¿Qué
pasaba? ¿Por qué se había detenido?
No entendió hasta que
posó sus ojos en dos muchachos casi idénticos. ¿Gemelos? Obviamente. Pero sin
duda los gemelos más sexys que se pudo haber imaginado. Cabello mediano, colocho,
pelirrojos, ojos felinos azules, y unos labios para morirse. Con un cuerpo
totalmente tonificado, de pies a cabeza.
¿Acaso
todos los alquimistas eran como súper modelos o qué?
—¿Caleb qué pasa?— le
preguntó, curiosa.
—Ellos son mis otros
dos mejores amigos, Jeremy y Joseph. Vamos y te los presento. — dijo él
mientras la encaminaba hacia ellos.
Cuando estuvieron a
la vista de los muchachos, los dos alzaron las cejas de forma provocativa, con
una sonrisa pícara formándose por su rostro. La misma reacción de Raúl.
—Pero mira, mira
quién apareció—dijo uno de ellos. Tenía acento inglés. Sonaba tan lindo…
—Y con novia. ¿No
tendrás una amiga igual de sexy que tú, preciosa?—preguntó el otro. Los dos
tenían acento. Se podría derretir ahí mismo
—Ya ya, serán
imbéciles. April él es Jeremy— Le dio un pequeño golpe en el hombro al chico de
la izquierda, quién se lo devolvió amistosamente—Y esté, es Joseph—dijo
mientras lo golpeaba en la cabeza, solo que muy duro. Extremadamente duro. Él
se lo devolvió sin inmutarse.
—Un gusto,
hermosa—dijeron los dos al unísono.
—El gusto es mío.
Caleb ya me había hablado de ustedes— dijo ella con una gran sonrisa en su
rostro.
—Aw ¿Ya le habías
hablado de nosotros, amorcito?—preguntó Joseph divertido.
—¿Ves? Te dije que
siempre pensaba en nosotros. Es que es un amor completo— dijo Jeremy
juguetonamente.
—¿Yo? Pero si siempre
lo soy. No es mi culpa que ustedes sean un asco completo— dijo Caleb aguantando
la risa.
—Vale, ya se paso.
Pégale. — dijo Joseph fingiendo estar enojado.
—No, no podemos
hacerlo enfrente de la novia. Sería una falta de respeto.
—No soy su novia…—replicó
ella.
¿Cuántas
veces lo había dicho? ¿Cómo cuarenta mil veces? Para que Caleb viniera y
dijera…
—Pronto lo será— Típico. Esto se había vuelto una tradición
¿no?
—Ya, te creemos
—anunció, dándole una mirada que decía todo lo contrario— ¿Qué hacen aquí tan
tarde? Ah, cierto. Nos dijeron hace poco. ¿Gabe no?
—Sí, acaba de salir
de la operación… Mañana lo visitaremos. ¿Y ustedes que hacen a esta hora aquí?
—¿Recuerdas que tenemos
clases en la noche, tonto?—le dijo Joseph mientras hacia una cara de duuh.
—Ah… cierto. Bueno
April y yo ya nos vamos, es muy tarde. Adiós.—les dijo mientras estrechaba su
mano con la de ellos.
—Claaaro… Que se
diviertan en esta noche ¿eh? Me imagino la diversión— dijo Joseph mientras
sonreía de forma atrevida. April se sonrojó al máximo y Caleb rió.
—Sí, sí. Vale, por lo
menos yo no me tengo que conformar con mi gemelo ¿No? Degenerado. —Caleb llevó
a April hacia la puerta.
—¡Eres un maldito!—
le gritó Jeremy.
—¡Gracias! Pero eso
no es noticia nueva— le respondió Caleb cerrando la puerta.
El Celica estaba
aparcado en la cera, lleno de agujeros y con los vidrios rotos.
¿Cómo
había llegado hasta allí? Y lo mejor de todo ¿Cómo había sobrevivido?
—¿Quién lo trajo
hasta aquí?— pregunto ella sorprendida.
—Alonso, supongo—le
dijo mientras la dirigía al asiento del
copiloto y le abría la puerta.
—Gracias— April
sonrió radiante. Le encantaba que fuera tan caballero. En segundos él apareció
a su lado.
—¿Lista?
—¿Contigo? Siempre…
—Me encanta—Él sonrío.
Encendió el carro y puso las marchas. Como costumbre tomó su mano y empezó a
manejar.
—Caleb…
—Dime
—¿Crees que Gabe se
mejore? Quiero decir… ¿Que pueda mover su mano?
—Eso espero, creo que
mejorara. No te preocupes, April. Estará bien— le prometió, dándole una mirada
tranquilizadora.
—Eso quiero… Confío
en ti…
—Es lo que te conviene.
Ella rió tímidamente
y se acomodó en el asiento.
Los próximos minutos
pasaron tranquilos, en un silencio cómodo entre ambos. No se sentían cohibidos
ni nada, tan solo estaban agotados de tanta charla.
Llegaron a los ya
familiares apartamentos, en donde él aparcó el coche y abrió la puerta para
April. Ella salió de ésta y se fue junto con Caleb a la puerta principal.
La recepción estaba
vacía. Camila obviamente ya se había marchado, y por lo que lograba ver no
había remplazo. Subieron las escaleras, cansados los dos, y al llegar a la
habitación, April buscó en su cartera para encontrar su llave.
—¿Quieres pasar?—
preguntó ella animada, mas cansada.
—No, no. Es muy tarde
April. Tal vez otro día— dijo él, guiñándole un ojo.
—Pero… Caleb ¿Te
quieres quedar a dormir? Puedes dormir en el sillón si quieres. Es muy tarde, y
mira que los Renewed andan sueltos. Imagínate si te hacen algo… Sería horrible.
Mejor quédate ¿Si?— April puso su mejor cara de cachorrito arrepentido y él
divertido, meneo la cabeza.
—April, no me pasará
nada. Tranquila, yo iré a mi casa y en cuanto llegué te llamaré. ¿Te parece?
—No… ¡Tu carro está
todo agujerado! No puedes irte así…
—No pasará nada, lo
prometo… Y tendré que mandar a mi carro al mecánico
—Pero… ¡Ya sé! ¿Qué
tal si hablamos por teléfono hasta que llegues a tu apartamento…? Así sabré que
estas a salvo ¿Si?
—Vale. Dame tu
número.— dijo Caleb, conmovido. Nadie nunca se había preocupado así por él. Ni
su mamá o papá… Tal vez lo hicieron cuando era niño, pero sin duda no lo hacían
desde hace mucho.
Se intercambiaron sus
números telefónicos y ella suspiró.
—Bueno… Adiós. Te
llamaré en—miró su reloj— 5 minutos. Eso te debe llevar bajar las escaleras.
—Me parece bien. Nos
vemos mañana— y para sorpresa de ella, la abrazó. No fue un abrazo normal, fue
muy cariñoso, casi desesperado. Ella puso sus brazos en su cuello y lo abrazo
al igual que él lo hacía. Le dio un beso la cabeza y se separó de él.
Caleb, más radiante
que el mismísimo Sol, se fue hacia las escaleras.
April por su parte
entro en el apartamento, se dirigió a su cuarto y se puso un pijama de fresas y
caramelos. Ya preparada se fue a fijar en la ventana para ver si él ya se
estaba montando. No lograba ver bien, así que salió al balcón.
La fría brisa de la
noche le llegó a su cuerpo, haciendo que todo su ser temblara. La luna brillaba
como nunca antes lo había hecho, se veía deslumbrante y tan hermosa; una noche
perfecta para una tragedia como la que había ocurrido. Observó hacia abajo y
vio que Caleb entraba en el carro. Se apresuró a cerrar el balcón y entrar para
llamarlo desde el celular.
Bip…
Bip… Bip…
—Sí, buenas. Está
hablando con el Hospital Seattle Rush. ¿Qué podemos hacer por usted?— dijo una
voz masculina grave. Pero era sin duda, la de Caleb.
—Muy gracioso. Por lo
menos sé que eres tú…
—No entiendo ¿Quién
habla?
—Marilyn Monroe desde
su tumba. Deja de hacerte el gracioso. ¿Va todo bien?
—Sí, Marilyn. Va todo
bien— dijo aguantando una carcajada que no logro contener. Se rió por todo lo
alto.
—Sin duda va bien.
Sigues igual que siempre…
—Eso es bueno. Es
excelente. — dijo él arrogantemente.
—Sí, sí. Lo que sea.
—April, gracias…
—¿Por qué?
—Por preocuparte por
mí.
—Tú haces lo mismo.
Es lo menos que puedo hacer.
—Sí, pero no es
igual.
—Sí lo es. —April se
dio un vistazo a sí misma— Por cierto, tengo que devolverte tu suéter…
—Puedes quedártela.
No me importa.
—Pero es tuya y…
—No, no quédatela.
—Te la llevaré
mañana. —le dijo, decidida.
—No la aceptare…
—Sí lo harás.
—No lo haré.
—Sí.
—No.
—Sí.
—No.
—No.
—¿Ves como dijiste
que no?— dijo Cale, triunfante.
—¡Se suponía que…!
—¿Qué diría que sí?
Es un truco muy viejo, April.
—Tonto.
—Gracias.
—Fue un gusto. —le
dijo, molesta. Él se rió.
Los próximos minutos
estuvieron en silencio, pero ambos al otro lado de la línea. Era un silencio
agradable, donde solo podían oír sus respiraciones, pero los reconfortaba. Se
sentían complementados y sabían que de alguna manera, el otro estaba allí.
—Ya llegué. ¿Ves?
Sano y salvo.
—Me alegro mucho,
Caleb. Que duermas bien. Que no te piquen los mosquitos. Que sueñes lindo. Que
no te jale los pies el coco. Cuídate, un beso. Te…— Paró en seco antes de decir
la palabra no pronunciable. Caleb rió.
—Lo mismo digo, April.
Lo mismo digo…—y colgó. No sabía si se habría dado cuenta de su desliz y si ese
“lo mismo digo” habría sido una indirecta, sin embargo, quitó esa idea de su
cabeza. Era imposible…
Cansada de tanto
acontecimiento, se fue a su cómoda cama. Feliz de estar enamorada porque ¿Para
qué negarlo? Lo estaba. Ella estaba enamorada.
¿Les gusto? Espero que si!
Besos y apapachos,
Nuuuuuuu, Gabe, pobrecitoooo D: Se quedaaa sin brazoooo :(
ResponderEliminarCaleb y April son tan tiernoss♥♥♥ Scarlet es, secillamente, una loca JAJAJA, no paro de reirme con las cosas que dice JAJAJJAJA
Un besoo!